La mayor mina de cobre de México resucita después de tres años de huelga

Una huelga de casi tres años de duración tiene efectos devastadores. Así lo han constatado en la ciudad mexicana de Cananea, en el Estado fronterizo con Estados Unidos de Sonora, donde el pilar de su economía –la mina de cobre más grande del país- estuvo paralizado a lo largo de 33 meses por el paro impuesto por el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros y Metalúrgicos (SNTMM). Su líder, Napoleón Gómez Urrutia Napo, es un prófugo de la justicia mexicana y permanece refugiado en Canadá desde 2006. Tras varias resoluciones judiciales y la toma de las instalaciones por fuerzas de seguridad, se afronta el reto de devolver la vida a la mina y a la localidad con inversiones millonarias.

 

Según la empresa propietaria de la mina, el Grupo México (Gméxico), durante la prolongada huelga se dejaron de producir 530.000 toneladas de cobre, lo que generó pérdidas por unos 2.700 millones de euros, y se tuvieron que importar 420 toneladas del metal por valor de 2.356 millones. Los ya ex trabajadores dejaron de percibir 274 millones de euros y 660 millones los Gobiernos de Sonora y el Federal en concepto de impuestos. De forma paralela, comercios, restaurantes y otros negocios de Cananea fueron cerrando sus puertas hasta dar a la localidad un halo fantasmal. Muchos de sus 30.000 habitantes emigraron a Estados Unidos o a ciudades mexicanas; algunos jóvenes se dejaron seducir por el narcotráfico ante la ausencia de otras oportunidades.

El yacimiento tenía una producción anual de 190.000 toneladas de cobre antes de la huelga, lo que la convierte en la mayor de México y una de las más importantes del mundo. De ella se extraía más del 40% de la producción nacional y, durante sus cien años de explotación, convirtió a Cananea en una zona próspera. Su plantilla oscilaba entre los 1.100 y los 1.500 mineros, que comenzaron la huelga el 30 de julio de 2007 por demandas económicas, de seguridad y de salud. Decenas de ex trabajadores la mantuvieron bloqueada hasta que el 6 de junio, agentes de las policías federal y estatal la recuperaron para su propietaria.

Según la Secretaría de Gobernación (Ministerio del Interior) no hubo heridos, aunque ante las denuncias por un uso abusivo de la fuerza y disparos la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha incoado diligencias. La compañía ha ofrecido a los ex trabajadores una indemnización seis veces superior a lo que les correspondería legalmente y, si las aceptan, podrán ser contratados aunque bajo otro convenio colectivo. Pero la cuestión no se ha cerrado. Napo, acusado de malversar un fondo minero de 45,5 millones de euros y pendiente de un proceso de extradición, ha pedido que no acepten las indemnizaciones y que se sumen a las movilizaciones y el “paro nacional” que supuestamente organizará junto a otras gremiales.

Tras el desalojo se han producido algunos enfrentamientos entre mineros y policías que custodian la mina para permitir la entrada de quienes se encargan de valorar los daños causados en las instalaciones durante la huelga. El Grupo México ha programado una inversión inicial superior a los 80.000 euros para reparar y sustituir el material dañado, en una primera fase de intervención en la que se crearán 2.000 empleos, según su presidente, Xavier García de Quevedo. Confían en retomar la explotación a finales de año.

La compañía espera producir en el próximo lustro 460.000 toneladas anuales de cobre con una inversión de 3.146 millones. García de Quevedo ha explicado que el yacimiento tiene más de 70 años de reserva y hay que ampliarlo para alcanzar el objetivo deseado. El Grupo Financiero Ixe considera que se trata de una inversión excelente con un potencial de rendimiento a largo plazo del 61,4%; una vez que la empresa recuperó las instalaciones, sus acciones subieron en la Bolsa mexicana.

Con la huelga en las venas

Cananea tiene un largo historial de lucha sindical y los historiadores consideran que la huelga minera registrada en junio de 1906, la más grande del sector, prendió la mecha de la Revolución Mexicana, de la que este año se conmemora su centenario. Sólo en los últimos años la mina de cobre ha sufrido nueve paros laborales, el más prolongado el que comenzó en 2007.

Ahora han diseñado para la ciudad el programa “Todos por Cananea” que, con un presupuesto de 3.850 millones de euros, comprende la construcción de carreteras, caminos rurales y obras hidráulicas. Además habrá programas de capacitación en distintos oficios para la población y créditos para la creación de negocios en una ciudad donde la agricultura es de autoabastecimiento y la minería la base de su economía, actualmente desmoronada.

El metal es uno de los sectores más afectados por las huelgas en México e incluso hay una comisión parlamentaria de seguimiento de los conflictos mineros que, en el caso de esta ciudad sonorense, ha conminado al Gobierno del conservador Felipe Calderón a respetar la libertad sindical. El PRI, el principal partido de la oposición, ha sido el más crítico y le ha acusado directamente de ponerse del lado de la empresa de Germán Larrea, que tiene las mayores reservas de cobre del mundo y es la primera del sector en el país; también posee explotaciones en Perú, Chile y Estados Unidos.

Los sindicatos, divididos tras la actuación de Napoleón Gómez Urrutia, denuncian que es uno de los sectores más castigados. Casi de forma simultánea al desalojo de Cananea, la Policía hizo lo propio en la de Pasta de Conchos, paralizada desde 2006 aunque por otros motivos. Ese año murieron sepultados tras una explosión 65 mineros cuyos cuerpos no se han recuperado. Sus familiares permanecían concentrados desde entonces ante la explotación para que les entregaran los cadáveres e indemnizaciones. Organizados en el Grupo Familia Pasta de Conchos, han recordado tras su expulsión de la zona que allí el Ministerio de Economía suspendió definitivamente la exploración y explotación de carbón por motivos de seguridad, aunque temen que Grupo México intente retomarla.