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Sudáfrica limpia sus calles de prostitutas y mendigos en vísperas del Mundial
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EL PAÍS AFRICANO SE BLINDA DE SÍ MISMO

Sudáfrica limpia sus calles de prostitutas y mendigos en vísperas del Mundial

El Mundial de Sudáfrica se va a jugar dentro y fuera del terreno de juego. El país vive con gran euforia el momento, con las camisetas

Foto: Sudáfrica limpia sus calles de prostitutas y mendigos en vísperas del Mundial
Sudáfrica limpia sus calles de prostitutas y mendigos en vísperas del Mundial

El Mundial de Sudáfrica se va a jugar dentro y fuera del terreno de juego. El país vive con gran euforia el momento, con las camisetas de los Bafana Bafana (nombre de la selección local) colgando de miles de hombros que sueñan con ganar la Copa del Mundo. Sin embargo, las autoridades saben que su Mundial se juega en los periódicos y televisiones de todo el planeta, que vendrán a comprobar la seguridad del segundo mundo (el que oscila entre la miseria de los township y los centros comerciales y restaurantes de lujo).

 

Para ello, ante la ya evidencia de que se han vendido en el extranjero menos entradas de las previstas, entre otras cosas por la fama de inseguridad que sufre el país (se espera la llegada del entorno de 200.000 hinchas; la mitad de lo que se calculaba), Sudáfrica se blinda de sí misma: “Habrá 56 nuevos juzgados abiertos durante el torneo, con traductores en todas las lenguas, durante el campeonato”, ha anunciado el Ministerio de Justicia.

La realidad es más palpable en las calles. Tanto en Ciudad del Cabo como en Johannesburgo, se puede tropezar con agentes casi en cada esquina de las zonas denominadas calientes (áreas de turistas). En la calle de restaurantes y copas por excelencia de Ciudad del Cabo, Long Street, la Policía ha llegado a colocar una comisaría móvil a modo de prueba.

Además, la ciudad ha sido limpiada de prostitutas y mendigos. “Nos echan de nuestras casas y calles”, se quejaban a este periódico un grupo de ciudadanos que protesta porque han sido desalojados de sus casas y enviados a vivir a uno de los townships de las afueras hasta que acabe el torneo, ya que el edificio que ocupaban está pegado al estadio de Green Point.

Las críticas en este sentido son constantes. “La Copa del Mundo sólo beneficiará a los barrios ricos, para nosotros no hay nada”, denuncian las asociaciones que trabajan en las zonas más humildes. De las prostitutas no queda rastro en los alrededores del estadio. “Hasta hace poco esta era una zona insegura y llena de prostitutas. Yo me vine aquí, al barrio de Green Point, en noviembre y sufrí dos intentos de atraco nada más llegar. Ahora todo ha cambiado, se puede pasear por las calles”, explica Esteban, un murciano que vino a estudiar inglés a Ciudad del Cabo.

Las autoridades contestan a las críticas diciendo que “es un proceso normal que se ha realizado en todas las ciudades del mundo donde se han realizado eventos importantes”, replicaba el Ministro del Interior.

Una obsesión que ofende a los sudafricanos

Sin embargo, la obsesión por la seguridad en el extranjero ofende a los sudafricanos: “Estamos hartos de periodistas que cuentan lo inseguro que es este lugar sin haber venido nunca aquí”, dice Zach, un guía que se encarga de mostrar a los turistas el mítico barrio de Soweto, donde se jugará la final del Mundial (aunque alejado de la zona más conflictiva, el espectacular estadio de Johannesburgo está situado en este barrio).

Especialmente ha sentado mal la recomendación del Gobierno británico a sus ciudadanos de que “no vayan a los township sin un guía y miren a su espalda cuando entren en la habitación del hotel”. Literalmente, un periódico sudafricano, el Star, lo calificaba de consejo “extraño”. Hace pocas fechas, se hizo público aquí un informe del Gobierno británico en el que se decía que países como España, a la cabeza del ranking, son mucho más inseguros para los ingleses: “De los 870.000 británicos que visitaron o viven en Sudáfrica durante 2009, sólo 139 necesitaron asistencia consular, por los 5.500 que la necesitaron en España y 2.000 en Francia”.

Tampoco gustó nada la recomendación del Kaiser, Franz Beckenbauer, de que “los aficionados germanos estén alerta donde quiera que vayan”. “En la primera mitad de este año no hubo ningún incidente relacionado con ningún turista alemán”, tuvo que reconocer la Embajada alemana en Pretoria.

Lo curioso es que el propio país ha reconocido decenas de veces que la seguridad será un tema esencial sobre el que trabajarán durante el torneo. Quizá el mejor ejemplo para entender la dicotomía y paranoia que sufre la sociedad africana sea el ejemplo del orgulloso y seguro Zach, guía de Soweto, que opina que “cuando cae el sol la zona es muy insegura”. Sin embargo, esta afirmación no derrumba su defensa sobre la seguridad del país: “Seguro que en Madrid tampoco se puede caminar por las calles cuando ha oscurecido”.

El Mundial de Sudáfrica se va a jugar dentro y fuera del terreno de juego. El país vive con gran euforia el momento, con las camisetas de los Bafana Bafana (nombre de la selección local) colgando de miles de hombros que sueñan con ganar la Copa del Mundo. Sin embargo, las autoridades saben que su Mundial se juega en los periódicos y televisiones de todo el planeta, que vendrán a comprobar la seguridad del segundo mundo (el que oscila entre la miseria de los township y los centros comerciales y restaurantes de lujo).

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