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Los rabinos se hacen con el Ejército israelí
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Los rabinos se hacen con el Ejército israelí

"En los check point coges a un palestino al azar y le das una paliza, de cada quince o veinte que pasan, para que el resto

Foto: Los rabinos se hacen con el Ejército israelí
Los rabinos se hacen con el Ejército israelí

"En los check point coges a un palestino al azar y le das una paliza, de cada quince o veinte que pasan, para que el resto tenga miedo. Solo así, tú, con cuatro soldados más, los dominas a ellos que son miles. (...) Si encuentras un paquete sospechoso, llamas al primer mohamed que encuentras en la calle y le dices que lo abra". Corre el año 2006. En un café de Jerusalén, Yehuda Shaul, ex jefe de una unidad del Ejército israelí en Hebrón, se confiesa ante el periodista Hernán Zin poco después de fundar la ONG Breaking the Silence. Con ella pretende llevar la realidad del frente hasta Tel Aviv, mostrar a la sociedad hebrea como se comportan algunos de sus soldados. De sus revelaciones, y de las de muchos otros, surgieron las primeras voces en el Estado de Israel contra la guerra en los territorios ocupados. Y las advertencias sobre la peligrosa radicalizacion del Tzahal.

El sionismo religioso avanza, lento pero imparable, hacia el control del Ejercito israelí. Los medios hebreos han puesto sobre la mesa el hecho de que en las Fuerzas Armadas, antaño un bastión del sionismo secular, los rabinos extremistas comienzan a jugar un papel importante. En 1990, el año antes de que comenzase el proceso de paz entre Tel Aviv y sus vecinos, un 2% de los cadetes que se alistaban en la escuela de oficiales eran religiosos; hacia 2007 la cifra había ascendido al 30%. Segun la organización Israelí Peace Now, el numero de sionistas religiosos no deja de crecer, de forma que "más del 50% de las unidades de combate de élite proceden ahora del sector nacionalista religioso de la sociedad". El desproporcionado número de militares religiosos en los cuerpos de combate y de élite está transformando el Tzahal y su visión de la ocupación y los asentamientos ilegales.

"Este es el esquema actual de los oficiales de infantería: seis de siete tenientes coroneles en la Brigada Golani son religiosos y, para antes de verano, el comandante también lo será. En la Brigada Kfir, tres de siete mandos llevan kipa (solideo); en la Givati y los paracaidistas, dos de seis. En algunas brigadas de infantería, más de la mitad de comandantes de compañía son religiosos, un porcentaje que triplica la media de la comunidad nacionalista religiosa en la sociedad civil", según el diario israelí Haaretz.

Los rabinos militares han ganado poder, como parte de la élite castrense. Se gradúan en las escuelas de oficiales y operan a la sombra de los mandos. Una de sus tareas principales es la de elevar la moral de los soldados, motivarlos y conducir sus acciones, incluso en el frente. Su influencia creció visiblemente durante la invasión de Gaza en la Navidad de 2009. Gal Einav, un soldado agnóstico entrevistado por la BBC, contó tras la ofensiva que, al penetrar en Gaza, su compañía estaba flanqueada por un rabino civil y otro militar. "Me sentí como en una guerra religiosa, como en una cruzada. Era inquietante. El Ejército debería estar completamente separado de la religión", opinó. Los rabinos también distribuían cientos de panfletos religiosos con el sello oficial del Tzahal en los que comparaban a los palestinos con los filisteos, el odiado enemigo bíblico de los judíos.

Muchos de los soldados que les escuchan viven en las colonias de Cisjordania. Algunos en los asentamientos considerados "ilegales", que el Cuarteto (EEUU, Rusia, la UE y la ONU) insiste en desmantelar y que el propio Gobierno israelí califica como "ilícitos" según sus propios parámetros, y el número de militares que se mudan a estos puestos de avanzada tampoco deja de aumentar. La mayoría de estos colonos sionistas consideran que ocupar Cisjordania, para ellos Judea y Samaria, y el resto de la "tierra de Israel", que incluye los territorios conquistados en la guerra de 1967, es un deber religioso. Como en ningún otro lugar del mundo, en Israel, la sociedad y el Ejército, que ha librado seis guerras por la supervivencia en los ultimos 60 años, son una unidad. Pero los rabinos nacionalistas están logrando que 'la palabra de Dios', tal y como ellos la entienden, tenga preferencia al liderazgo secular.

"En los check point coges a un palestino al azar y le das una paliza, de cada quince o veinte que pasan, para que el resto tenga miedo. Solo así, tú, con cuatro soldados más, los dominas a ellos que son miles. (...) Si encuentras un paquete sospechoso, llamas al primer mohamed que encuentras en la calle y le dices que lo abra". Corre el año 2006. En un café de Jerusalén, Yehuda Shaul, ex jefe de una unidad del Ejército israelí en Hebrón, se confiesa ante el periodista Hernán Zin poco después de fundar la ONG Breaking the Silence. Con ella pretende llevar la realidad del frente hasta Tel Aviv, mostrar a la sociedad hebrea como se comportan algunos de sus soldados. De sus revelaciones, y de las de muchos otros, surgieron las primeras voces en el Estado de Israel contra la guerra en los territorios ocupados. Y las advertencias sobre la peligrosa radicalizacion del Tzahal.

El sionismo religioso avanza, lento pero imparable, hacia el control del Ejercito israelí. Los medios hebreos han puesto sobre la mesa el hecho de que en las Fuerzas Armadas, antaño un bastión del sionismo secular, los rabinos extremistas comienzan a jugar un papel importante. En 1990, el año antes de que comenzase el proceso de paz entre Tel Aviv y sus vecinos, un 2% de los cadetes que se alistaban en la escuela de oficiales eran religiosos; hacia 2007 la cifra había ascendido al 30%. Segun la organización Israelí Peace Now, el numero de sionistas religiosos no deja de crecer, de forma que "más del 50% de las unidades de combate de élite proceden ahora del sector nacionalista religioso de la sociedad". El desproporcionado número de militares religiosos en los cuerpos de combate y de élite está transformando el Tzahal y su visión de la ocupación y los asentamientos ilegales.

"Este es el esquema actual de los oficiales de infantería: seis de siete tenientes coroneles en la Brigada Golani son religiosos y, para antes de verano, el comandante también lo será. En la Brigada Kfir, tres de siete mandos llevan kipa (solideo); en la Givati y los paracaidistas, dos de seis. En algunas brigadas de infantería, más de la mitad de comandantes de compañía son religiosos, un porcentaje que triplica la media de la comunidad nacionalista religiosa en la sociedad civil", según el diario israelí Haaretz.

Los rabinos militares han ganado poder, como parte de la élite castrense. Se gradúan en las escuelas de oficiales y operan a la sombra de los mandos. Una de sus tareas principales es la de elevar la moral de los soldados, motivarlos y conducir sus acciones, incluso en el frente. Su influencia creció visiblemente durante la invasión de Gaza en la Navidad de 2009. Gal Einav, un soldado agnóstico entrevistado por la BBC, contó tras la ofensiva que, al penetrar en Gaza, su compañía estaba flanqueada por un rabino civil y otro militar. "Me sentí como en una guerra religiosa, como en una cruzada. Era inquietante. El Ejército debería estar completamente separado de la religión", opinó. Los rabinos también distribuían cientos de panfletos religiosos con el sello oficial del Tzahal en los que comparaban a los palestinos con los filisteos, el odiado enemigo bíblico de los judíos.

Muchos de los soldados que les escuchan viven en las colonias de Cisjordania. Algunos en los asentamientos considerados "ilegales", que el Cuarteto (EEUU, Rusia, la UE y la ONU) insiste en desmantelar y que el propio Gobierno israelí califica como "ilícitos" según sus propios parámetros, y el número de militares que se mudan a estos puestos de avanzada tampoco deja de aumentar. La mayoría de estos colonos sionistas consideran que ocupar Cisjordania, para ellos Judea y Samaria, y el resto de la "tierra de Israel", que incluye los territorios conquistados en la guerra de 1967, es un deber religioso. Como en ningún otro lugar del mundo, en Israel, la sociedad y el Ejército, que ha librado seis guerras por la supervivencia en los ultimos 60 años, son una unidad. Pero los rabinos nacionalistas están logrando que 'la palabra de Dios', tal y como ellos la entienden, tenga preferencia al liderazgo secular.

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