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Joven, comunista, racista… Así es Julius Malema, el Hugo Chávez de Sudáfrica
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“A MÍ NO ME CALLA NADIE COMO A MANDELA”

Joven, comunista, racista… Así es Julius Malema, el Hugo Chávez de Sudáfrica

El radicalismo comunista y racista de Julius Malema, el nuevo líder del anticolonialismo africano y presidente del ANCYL (Liga Juvenil del ANC, partido en el Gobierno),

Foto: Joven, comunista, racista… Así es Julius Malema, el Hugo Chávez de Sudáfrica
Joven, comunista, racista… Así es Julius Malema, el Hugo Chávez de Sudáfrica

El radicalismo comunista y racista de Julius Malema, el nuevo líder del anticolonialismo africano y presidente del ANCYL (Liga Juvenil del ANC, partido en el Gobierno), ha convertido a un chico de 29 años en una figura emergente de la política sudafricana. Una curiosa paradoja: abandera a los que buscan hurgar en un pasado que el apenas ha vivido (tenía 14 años cuando acabo el atroz sistema político sudafricano que oprimía a todo el que no tuviera la tez aclarada). Hace referencias constantes en sus intervenciones públicas a los boers (blancos descendientes de los primeros colonizadores holandeses), a los que ha dedicado una canción que dice literalmente “dispáralos”, hasta que el Tribunal Supremo ha prohibido la tonadilla por su componente agresiva y racista.

 

Mientras, sus mayores, la vieja guardia del ANC  ve con preocupación como el trabajo de reconciliación hecho durante 16 años se va al traste por un mensaje que cala perfectamente entre los estómagos mordidos por el hambre. Durante dos años han consentido al niño mimado del actual presidente, Jacob Zuma, todos sus alardes. “Será el futuro presidente de Sudáfrica”, dijo de él Zuma en el pasado. Ahora, con la Copa del Mundo en ciernes y un país que se ha preparado para ofrecerse a todo el planeta le mandan callar. ¿Su respuesta? “A mí no me calla nadie, como a Mandela”.

Un mensaje que llega a las masas

    

Su mensaje directo, sin comas, ha cautivado a una parte de la desencantada clase negra del país que ve que con la democracia se pasa la misma hambre que con el apartheid. El joven rebelde es capaz de atizar a todos para llegar hasta a atizarse a él mismo (criticó ferozmente a la oposición en Zimbabwe por tener las oficinas en Sudáfrica en un barrio de ricos que es exactamente en el que él vive). El nuevo Hugo Chávez del africanismo (él mismo se ha declarado un entusiasta seguidor del cacique caribeño y sus políticas, tras un reciente viaje de aprendizaje que hizo en abril por Venezuela) busca hacerse un hueco entre los líderes comunistas que rechazan las políticas “opresoras” del siempre culpable occidente. “Tienen una gran política educativa y sanitaria en Venezuela”, dijo a su vuelta. Ni una palabra sobre las libertades.

Tras tanto aprendizaje, la ANCYL acaba de aprobar una propuesta que se debatirá en el próximo congreso del ANC, en 2012, en la que se insta a la nacionalización de todas las minas. De facto, esto quiere decir que el Gobierno quitaría la posesión a sus actuales dueños, en su gran mayoría blancos. “Es un plan del ANC que se va a cumplir”, ha repetido Malema en la última semana. Es un primer paso hacia el país con el que sueña, una especia de Zimbabwe donde él ocuparía el rol de su otro gran referente, Robert Mugabe, en el que los blancos saltan al mar. Las coincidencias entre ambos son constantes.

“Al menos nosotros tenemos nuestras minas y granjas”, ha dicho Mugabe cuando es preguntado por la situación política de su país comparada con Sudáfrica (las granjas de los blancos han sido confiscadas por la fuerza en Zimbabwe). “El ejemplo debe servirnos a nosotros”, dijo el joven Julius en una reciente visita a la antigua Rhodesia.

Pero tanta rebeldía no le ha salido gratis. El ANC le abrió un expediente disciplinario que se ha resuelto con un leve tirón de orejas y una clara sensación de que entre las jóvenes bases el mensaje de Julius tiene más pegada que el de sus mayores. Ahora el enfrentamiento entre Zuma y Malema es abierto, hasta declarar la ANCYL un documento en el que se critica la vida sexual de Zuma y su mal ejemplo en la lucha contra el Sida (es polígamo y tiene hijos fuera del matrimonio).

Un tonto para los blancos               

Para la mayoría de la clase blanca sudafricana, Malema es un bocazas bobo del que reírse y al que temer. Hay chistes por Internet que reproducen sus bajas notas del colegio; en las que se ensalzan respuestas inverosímiles, como cuando contestó en una entrevista sobre si se suicidaría que “preferiría matarme que hacer una cosa tan horrible”.

Sin embargo, el tiempo está cambiando la percepción del chico del muy deficiente en matemáticas. Hellen Zille, la mujer blanca, ex alcaldesa de Ciudad del Cabo y gobernadora ahora de la región de Western Cape, único bastión de toda Sudáfrica que no posee el ANC, fue uno de los primeros blancos del recién elegido líder de la ANCYL (2008). “Racista” y usa “las tácticas del apartheid”, fueron algunos de las expresiones que el joven Julius dedicó a la más firme oposición al Gobierno. “Tengo cosas más importantes a las que dedicarme que a responder a Malema”, dijo Zille. Hace un mes, la dama blanca pidió entrevistarse con el propio Zuma para tratar el problema “Malema”. La agresividad del chico sin estudios y de garganta caliente comienza a captar seguidores que amenazan con acabar con la tranquila, en apariencia, vida política sudafricana. 

El radicalismo comunista y racista de Julius Malema, el nuevo líder del anticolonialismo africano y presidente del ANCYL (Liga Juvenil del ANC, partido en el Gobierno), ha convertido a un chico de 29 años en una figura emergente de la política sudafricana. Una curiosa paradoja: abandera a los que buscan hurgar en un pasado que el apenas ha vivido (tenía 14 años cuando acabo el atroz sistema político sudafricano que oprimía a todo el que no tuviera la tez aclarada). Hace referencias constantes en sus intervenciones públicas a los boers (blancos descendientes de los primeros colonizadores holandeses), a los que ha dedicado una canción que dice literalmente “dispáralos”, hasta que el Tribunal Supremo ha prohibido la tonadilla por su componente agresiva y racista.