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El rascacielos más alto del mundo no aguanta ni un mes y cierra sus puertas
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EL BURJ KHALIFA ALEGA “PROBLEMAS ELÉCTRICOS”

El rascacielos más alto del mundo no aguanta ni un mes y cierra sus puertas

La torre más alta del mundo ha caído. Mejor dicho, ha cerrado. El rascacielos Burj Khalifa de Dubai no ha aguantado ni un mes desde su

Foto: El rascacielos más alto del mundo no aguanta ni un mes y cierra sus puertas
El rascacielos más alto del mundo no aguanta ni un mes y cierra sus puertas

La torre más alta del mundo ha caído. Mejor dicho, ha cerrado. El rascacielos Burj Khalifa de Dubai no ha aguantado ni un mes desde su lujosa inauguración y ya ha tenido que  echar el cierre alegando “problemas eléctricos”.

La noticia llega envuelta en la incertidumbre por la falta de información y en el fondo, viene a añadir un borrón más a la ya de por sí deteriorada imagen del emirato. Para empezar, se desconoce si el cierre, que es indefinido y se produjo el domingo, afecta únicamente a la plataforma que da acceso a la terraza o también a los ascensores encargados de desplazar a los visitantes, junto con inquilinos y huéspedes -que también los hay- entre los 160 pisos del rascacielos.

En una nota de prensa enviada por Propiedades Emaar, empresa dueña del edificio, se culpa a un ‘bajón’ en el suministro de energía debido al inesperado tráfico eléctrico que está sufriendo la torre. A esta imprecisión se añade el consiguiente “estamos trabajando en ello” y el prometedor “se informará al público a la mayor brevedad” que ha emitido una portavoz de Emaar. Toda una serie de vaguedades que no descartan al 100% la posibilidad de que alguna especie de mano negra o juego sucio haya tenido que ver en la clausura. Y es que desde el domingo es imposible dar con el director de proyectos de Emaar, Greg Sang, encargado de coordinar la construcción de la torre. Es más, los propios operarios que han trabajado en la obra han apuntado que ellos no tienen constancia de que haya algún problema.

De hecho, si desde cualquier punto de Dubai uno mira al horizonte en busca de la aguja que culmina el skyline árabe se encontrará con un puñado de focos iluminando algunas partes del edificio y millones de flashes parpadeando, como una estrella fugaz a punto de perecer.

En medio de esta desinformación, quienes más pierden, sobre todo dinero y la paciencia, son los turistas, que han visto cómo sus expectativas de subirse al trono del mundo se han derrumbado al suelo, literalmente. Si hace unos días se formaban colas para comprar las entradas, a un precio 27 dólares, ahora los visitantes se desesperan a las puertas del Burj Khalifa a la espera de recibir un reembolso. Casi todos coinciden en afirmar que “el rascacielos era la principal razón por la que se habían desplazado a Dubai”, “y lo único que realmente deseaban visitar”.

Malos tiempos para Dubai

Los 828 metros del edificio Burj Khalifa suponían la esperanza para el Golfo pérsico, que pretendía relanzar su turismo con esta nueva atracción. En un momento crítico para el emirato, ahogado por las deudas y deprimido por la falta de turismo, Dubai se había prometido a sí mismo cautivar a todo aquel que se acercara con una afiladísima aguja plateada en medio del desierto. El rascacielos abrió sus puertas el 4 de enero, en una inauguración televisada mundialmente y coloreada con unos fastuosos fuegos artificiales. Con un coste de más de mil millones y cinco años de construcción, estaba previsto que el Burj Khalifa se presentara oficialmente en septiembre. Finalmente lo hizo después de Año Nuevo y con un nuevo nombre que hacía honor al gobernante de Abu Dhabi, el ‘hermano’ rico que reflotó al estado vecino, acuciado por las deudas.

albergar un lujoso hotel diseñado por Giorgio Armani, que podría abrir en marzo.

Además, los primeros inquilinos de los 12.000 residentes que se espera cobijar en el rascacielos tienen pensado mudarse este mes. La base del edificio cuenta con una entrada principal y una zona de entrada restringida  destinada a un centro comercial que todavía no está lista. Las tareas pendientes se acumulan en una esbelta torre que ahora mismo tiene apariencia de débil castillo de naipes.

La torre más alta del mundo ha caído. Mejor dicho, ha cerrado. El rascacielos Burj Khalifa de Dubai no ha aguantado ni un mes desde su lujosa inauguración y ya ha tenido que  echar el cierre alegando “problemas eléctricos”.