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La Iglesia de la Cienciología irrumpe en Haití: “Nos quedaremos lo que haga falta”
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ESPECIALISTAS EN AYUDAR EN GRANDES DESASTRES

La Iglesia de la Cienciología irrumpe en Haití: “Nos quedaremos lo que haga falta”

Al campamento de la cooperación española establecido en el aeropuerto de Puerto Príncipe le ha surgido un vecino curioso. En medio de este inmenso erial de

Foto: La Iglesia de la Cienciología irrumpe en Haití: “Nos quedaremos lo que haga falta”
La Iglesia de la Cienciología irrumpe en Haití: “Nos quedaremos lo que haga falta”

Al campamento de la cooperación española establecido en el aeropuerto de Puerto Príncipe le ha surgido un vecino curioso. En medio de este inmenso erial de hierba seca en donde una gran cantidad de países han establecido su base de operaciones se encuentra la única organización que tiene derecho propio a montar aquí su campamento. La Iglesia de la Cienciología, su enorme carpa amarilla y su ejército de voluntarios han venido para quedarse “el tiempo que haga falta”, tal y como revela uno de sus “ministros voluntarios”, el mexicano Alejandro del Llano.

 

Llevan poco más de una semana y ya han recibido la visita de una sus estrellas más glamurosas y rutilantes. Hace dos días, John Travolta estuvo por aquí y bastó su sola presencia para que buena parte de los marines de los Estados Unidos se movilizaran para cargar y descargar la ayuda que él mismo trajo en su propio jet privado. Hay clases y clases. Es la primera vez desde que murió su hijo, cuentan, que el actor de Fiebre del sábado noche y otros grandes títulos de Hollywood ha colaborado como voluntario de su iglesia. Se ha traído cuatro toneladas de comida, 24 doctores y una gran carga de suministros médicos. “Tenemos la posibilidad de marcar la diferencia en la situación de Haití y no veía por qué no usar este avión para ayudar”, explicó a los periodistas nada más tomar tierra en Puerto Príncipe.

 

Pat Harney, la portavoz del cuerpo de los ministros voluntarios y miembro de la Iglesia de la Cienciología de Clearwater (Florida) explica que la presencia de los cienciólogos en grandes catástrofes no es nueva. “La gente está herida y tenemos una manera de ayudar. Nuestra campaña está diseñada para ayudar en desastres grandes y pequeños. Ayudamos en el 11-S, en el tsunami, en los incendios de Nueva Gales del Sur (Australia) o en el huracán Katrina”. Siguen a rajatabla los principios del controvertido fundador de la dianética y la cienciología, Lafayette Ronald Hubbard, que -como se explica en el folleto que reparten para mostrar su trabajo- dejó escrito que “un ministro voluntario es una persona que ayuda a su prójimo de forma voluntaria restituyendo el propósito, la verdad y los valores espirituales en la vida de los demás”.

“En total, ya han pasado por aquí 120 ministros voluntarios desde que llegamos”, explica Harney. “Lo que hacemos es proveer lo que la gente necesita y desea. Por ejemplo, han venido con vuelos que nosotros hemos pagado 180 médicos que no son cienciólogos”.

“No importa lo malo que sea, siempre hay algo que se puede hacer al respecto”, añade la portavoz. Un eslogan que también preside, escrito en una gran pancarta, la entrada a su base de operaciones. “Además de doctores y enfermeros, hay algo que entregamos de la cienciología, que son ayudas que sirven para calmar las personas que están agitadas, nerviosas, heridas o en estado de shock y que les ayuda  a empezar a sentirse mejor. Cuando las personas están así no se les puede ayudar. Hacemos con ellas un proceso de mirar diferentes cosas en el ambiente hasta que vuelven a estar en sí y se calman. Solo entonces se le puede dar la asistencia médica y solo entonces ellos también pueden ayudar a otras personas”.

Los cienciólogos reparten agua y equipos médicos en el hospital general de la capital y también en el hospital que la Universidad de Miami ha montado en el mismo aeropuerto bajo una inmensa carpa similar a la de los circos. Según ellos mismos explican en su folleto promocional, entregan “ayudas (acciones específicas que ayudan a cualquiera a recuperarse de dolores físicos o mentales) y entrenamos a otros en su entrega, para que ellos realmente también puedan ayudar”.

‘Ayuda de toque’

Según la agencia France Presse, los ministros voluntarios entrenan a los jóvenes haitianos en la práctica de la técnica “Ayuda de Toque” que, según ellos, puede restablecer el sistema nervioso dañado. Una de las propias voluntarias relató a la agencia que utilizan “un proceso llamado “assist” para seguir el sistema nervioso y reconectarlo a los principales centros y devolver la comunicación. Cuando de repente sientes un shock en una parte del cuerpo, la energía comienza a golpear y así reestablecemos la comunicación dentro del cuerpo, tocando a la gente a través de sus ropas y pidiendo a la gente que sienta la conexión”.

La selecta cienciología llegó al deprimido Haití hace más de uno año y, según sus propios cálculos, unas 200 personas ya habrían empezado a engrosar sus filas aunque, como explica su portavoz, “es muy difícil de saber el número exacto, porque no tenemos registros oficiales”. “No existe ningún rito de iniciación -añade-. Existe una asociación a la que uno se puede inscribir, pero lo que hace ser cienciólogo es entrenarse y poner en práctica los principios de la cienciología”.

De momento, sus ministros voluntarios se mueven por aquí con los libros escritos por el fundador y que han inspirado a esta corriente religiosa, por lo que, muy seguramente, sus seguidores crecerán durante los próximos meses. Además, los cienciólogos proyectan construir un orfanato para los miles de niños que lo han perdido todo. “Decidimos que teníamos que hacer algo al respecto, así que llegamos con los equipos, manejamos la confusión y luego agregamos gente para que continúe otro equipo con la producción”, explica Alejandro del Llano. “Un ser humano es valioso porque podemos ayudar a los demás y hacer algo por ellos”.

Al campamento de la cooperación española establecido en el aeropuerto de Puerto Príncipe le ha surgido un vecino curioso. En medio de este inmenso erial de hierba seca en donde una gran cantidad de países han establecido su base de operaciones se encuentra la única organización que tiene derecho propio a montar aquí su campamento. La Iglesia de la Cienciología, su enorme carpa amarilla y su ejército de voluntarios han venido para quedarse “el tiempo que haga falta”, tal y como revela uno de sus “ministros voluntarios”, el mexicano Alejandro del Llano.

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