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Aung San Suu Kyi, mártir de la dictadura militar birmana
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Aung San Suu Kyi, mártir de la dictadura militar birmana

Bangkok, 11 ago (EFE).- La líder opositora birmana Aung San Suu Kyi, quien ha vivido confinada durante casi catorce de los últimos veinte años, continuará privada

Bangkok, 11 ago (EFE).- La líder opositora birmana Aung San Suu Kyi, quien ha vivido confinada durante casi catorce de los últimos veinte años, continuará privada de libertad durante al menos año y medio más, tras ser declarada hoy culpable de haber violado los términos del arresto domiciliario que cumplía desde 2003.

A sus 64 años, la Nobel de la Paz seguirá siendo el símbolo de la opresión del pueblo de Birmania (Myanmar), bajo una dictadura militar desde 1962 y ahora considerado uno de los países más pobres y aislados del planeta.

Suu Kyi fue procesada hace dos meses por haber acogido en su casa al ciudadano estadounidense John Michael Yettaw, cuya intrusión dio a los generales birmanos un nuevo pretexto para encarcelar a su mayor enemiga apenas unos días antes de que expirara su último periodo de arresto domiciliario.

Con la sentencia de hoy, Birmania vuelve a enjaular a su mártir más conocida, que lleva décadas siendo la piedra en el zapato del régimen, al ser la figura más visible de la oposición desde que en 1991 ganase el premio Nobel de la Paz por su lucha pacífica en favor de la democracia y los derechos humanos.

En este tiempo, la causa birmana ha logrado cierta repercusión internacional gracias al rostro de la menuda Suu Kyi serigrafiado en las camisetas de los jóvenes occidentales junto a frases como "usen su libertad para promover la nuestra" y a las peticiones de libertad por parte de celebridades como Bono, líder del grupo musical U2.

Sin embargo, pocos de estos llamamientos han llegado a Suu Kyi, quien ha vivido los últimos años sin teléfono ni Internet y con las visitas controladas, incluso de sus dos hijos, que residen en el Reino Unido y a los que no ve desde hace casi una década.

Nacida el 19 de junio de 1945, abandonó su país a los quince años con destino a la India, donde su madre, Khin Kyi, ocupaba el cargo de embajadora.

Tres años después, murió asesinado en Rangún el general Aung San, su padre y héroe de la independencia birmana.

La joven Suu Kyi se mudó en 1964 a la ciudad universitaria británica de Oxford para cursar Filosofía, Economía y Política, y allí conoció al que se convertiría en su marido, Michael Aris, con el que tuvo dos hijos: Alexander y Kim.

Tras un periodo de trabajo y estudios en Japón y Bután, Suu Kyi regresó a Birmania en 1988 para cuidar a su anciana y enferma madre.

Pero la revuelta popular que vivía el país aquel verano no la dejó indiferente y enseguida se puso al frente del movimiento a favor de la democracia, demostrando que su linaje y carisma personal le otorgaban un gran poder de movilización de masas.

El régimen respondió con la fuerza bruta a las multitudinarias protestas, asesinando a más de 3.000 manifestantes en las calles de Rangún.

Pero los uniformados no pudieron contener el ímpetu popular, y en 1990 se vieron obligados a convocar elecciones generales.

La Liga Nacional por la Democracia (LND) liderada por Suu Kyi, quien por entonces cumplía su primer arresto domiciliario y ya se había sometido a su primera huelga de hambre, ganó por amplia mayoría los comicios, cuyos resultados nunca fueron acatados por la Junta.

Su primera etapa de confinamiento concluyó seis años después, pero la tragedia empañó su felicidad por la libertad recién recuperada, al morir su marido víctima de un cáncer de próstata a miles de kilómetros de distancia en Londres.

Aquel 1999, los generales negaron el visado de entrada al moribundo esposo de Suu Kyi, quien se resistió a salir de Birmania por temor a que las autoridades le impidiesen el regreso.

"Cuando me uní al movimiento democrático hice algunas promesas.

Una de ellas es que no abandonaré hasta haber conseguido nuestro objetivo", es una de las frases que explican el tesón de esta mujer, incluso en la adversidad.

El arresto domiciliario le volvió a ser impuesto en septiembre de 2000, cuando desafió al régimen e intentó subir a un tren para viajar al norte del país.

Durante este segundo periodo de confinamiento, la Junta le permitió reunirse de vez en cuando con miembros de su partido y escogidos diplomáticos como el entonces representante especial de Naciones Unidas para Birmania, Razali Ismail.

El Gobierno decidió cambiar de estrategia en octubre de 2000 e inició conversaciones con Suu Kyi.

Pero volvió a privarla de libertad el 30 de mayo de 2003, tras un sangriento episodio entre partidarios del régimen y miembros de la LND que concluyó con la muerte de unas setenta personas.

Justo cuando iba a expirar esta última sentencia, fue de nuevo encarcelada en el penal de máxima seguridad de Insein, donde hoy fue condenada una vez más.

Con su decisión, la Junta demuestra la soledad del régimen y la poca permeabilidad a las presiones de la comunidad internacional que ha pedido en innumerables ocasiones su liberación y la del resto de los más de 2.000 presos políticos. EFE tai/mgs-csm/alf

Bangkok, 11 ago (EFE).- La líder opositora birmana Aung San Suu Kyi, quien ha vivido confinada durante casi catorce de los últimos veinte años, continuará privada de libertad durante al menos año y medio más, tras ser declarada hoy culpable de haber violado los términos del arresto domiciliario que cumplía desde 2003.