La oposición no cede pese al acoso de Ahmadineyad

La oposición iraní no cede. Pese a la represión de las autoridades y el acoso de las milicias progubernamentales, decenas de miles de iraníes marcharon ayer en silencio por el centro de Teherán para protestar contra el supuesto fraude electoral que provocó la reelección del presidente Mahmud Ahmadineyad y exigir la repetición de los comicios. Los manifestantes recorrieron la gran avenida Vali-e Asr mostrando fotografías del principal candidato de la oposición, Mir Husein Musavi, y alzando sus manos desnudas en señal de victoria, en una marcha ilegalizada de nuevo por el ministerio del Interior, que es incapaz de acabar con la determinación de los opositores.

El líder de la llamada marea verde, Musavi, convocó para hoy otra protesta y un duelo por las víctimas de la represión policial de los últimos días. Su llamada parece ignorar las amenazas del Fiscal General de la ciudad de Isfahán, ubicada en el centro del país, quien ayer advirtió que quienes participen en los disturbios pueden ser condenados a muerte.  

Mientras, el poderoso Consejo de Guardianes -encargado de proteger los estrictos códigos islámicos- anunció que procesará a los sitios web que inciten a las revueltas, una medida que se suma a las prohibiciones impuestas a los medios extranjeros para que no informen de los disturbios y al bloqueo de redes sociales como Facebook o Twitter.

Por otra parte, as fuerzas de seguridad siguieron ayer arrestando a opositores de todo el país. La nueva marcha tuvo lugar un día después de que, según informes, las fuerzas de seguridad llevaran a cabo una serie de redadas en residencias universitarias en varias ciudades iraníes. Mousavi cuenta con gran apoyo dentro de la juventud. Asimismo, la BBC asegura que más importantes figuras de la oposición han sido arrestadas, entre ellas el activista Mohammead Reza Jalaipor y el analista político Saeed Laylaz.

La escalada de protestas, las más graves desde la revolución de 1979 que derrocó a la tiránica monarquía del Sha, ha obligado al líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, a llamar a la calma y pedir a la ciudadanía que apoye a la República Islámica. Los hombres del régimen, en cambio, no han sido tan sutiles. En declaraciones divulgadas por la agencia de noticias local Fars, el Fiscal General de Isfahán afirmó que las manifestaciones pueden ser consideradas "actividades criminales" contra la seguridad del Estado, delito que según la ley islámica que rige en el país acarrea la pena capital.

"Advertimos a esos pocos activistas controlados desde el exterior que tratan de enturbiar la seguridad nacional incitando a otros a destruir, que según el código penal islámico la condena a aquellos que le hacen la guerra a Alá es la muerte", dijo.

Musavi pide una "comisión de la verdad"

Por otra parte, el ex candidato reformista Musavi ha pedido que se establezca una "comisión de la verdad" para investigar las "irregularidades" en las elecciones del viernes que él y otros líderes opositores han denunciado, según informó el director de su Comité para la Salvaguarda de los Votos, Alí Akbar Mohtashamipur. Previamente, Mohtashamipur se había reunido, al igual que los representantes de otros dos candidatos opositores, con el Consejo de los Guardianes, al que han transmitido sus quejas por los problemas que han detectado en el proceso de los comicios, según informó la cadena estatal Press TV.

El director del Comité enumeró algunas de las "irregularidades" que se produjeron en los comicios, como el hecho de que en 70 circunscripciones electorales "los votos emitidos superasen el número de electores". "Por ejemplo, en un lugar la participación electoral fue del 141 por ciento, y lo interesante es que en esos distritos entre el 80 y el 90 por ciento de los votos fueron para Ahmadineyad. Eso significa que en torno a un 110 por ciento de la gente de esos distritos le votó a él. Y no son uno o dos ejemplos, sino que el fraude es generalizado", denunció.

Por otro lado, Mohtashamipur aseguró que muchas personas no pudieron votar porque muchos colegios electorales cerraron a las 21.00 horas. "Según la ley, se deben aceptar los votos mientras haya votantes presentes. Con todas las manipulaciones y sabiendo que el electorado asciende a 45 millones de personas y que se desconoce qué ha pasado con algunas papeletas, ¿acaso les preocupaba que la cifra de votantes pudiera superar los 50 millones?", manifestó.