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Obama, ese ‘peligroso socialista’: “Quiere repartir mi dinero entre los pobres”
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Obama, ese ‘peligroso socialista’: “Quiere repartir mi dinero entre los pobres”

El nuevo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se enfrenta, no sólo a una de las presidencias más temidas y difíciles de las últimas cuatro décadas,

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Obama, ese ‘peligroso socialista’: “Quiere repartir mi dinero entre los pobres”

El nuevo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se enfrenta, no sólo a una de las presidencias más temidas y difíciles de las últimas cuatro décadas, sino también a toda una serie de dolorosos prejuicios. Además del profundo rechazo que una gran parte del electorado siente hacia Obama por el mero hecho de ser negro, se ha extendido a lo largo del último mes un miedo implacable a que el Senador Demócrata convierta a la América de ‘Joe el Fontanero’ -el símbolo del norteamericano hecho a sí mismo- en un nuevo territorio, en el que el tan temido socialismo podrá acampar a sus anchas.

En mi último viaje a Nueva York este octubre tuve ocasión de conversar con mi propia versión de ‘Joe el Fontanero’: un taxista nacido en Rusia, pero residente en Estados Unidos desde la época de Ronald Reagan. Del cristal frontal del taxi colgaba una pequeña banderita de Israel. “Soy judío”, me informó con las habituales ganas de hablar de los taxistas. Le pregunté que a quién iba a votar y me contestó rápidamente que a John McCain. “¿Por qué?”, le volví a preguntar. “Porque no va a subir los impuestos como Obama”, me dijo. “Obama me asusta, es socialista”.

Quise indagar en qué fuentes se había basado para llegar a esa conclusión, pero el tranquilo diálogo que habíamos mantenido hasta ese momento sucumbió ante un torrente de argumentos emocionales imposible de interrumpir. “Obama quiere repartir mi dinero entre los pobres. ¿Por qué tengo yo que trabajar para los pobres? Yo me he hecho a mí mismo a base de mucho esfuerzo y mucho trabajo. Qué trabajen los demás igual. ¿Qué queréis los liberales?, ¿Vivir en ese socialismo decadente del que yo provengo?...”.

Los ‘Joes’ desconocen por completo el complejo, pero también moderado, programa económico que han diseñado los asesores de Obama en esta materia. Entre ellos figuran economistas de la talla de Paul Volcker, presidente de la Reserva Federal durante la presidencia de Ronald Reagan, Larry Summers, antiguo secretario del Tesoro durante la presidencia de Bill Clinton, y Austan Goolsbee, un joven académico de la Universidad de Chicago, que ha alcanzado cotas de suma popularidad en cuestión de dos años gracias a su capacidad de transmitir las complejidades económicas y fiscales con sencillez y grandes dosis de humor.

“Desde la época de John Kennedy no había visto a tanto talento armando filas en torno a un candidato para poder formar parte de su equipo”, me dijo hace una semana un importante diplomático norteamericano con fuertes vínculos con España.

Es por ello que la mayoría de las elites del país están, no sólo tranquilas con las políticas fiscales y económicas que Obama les tiene preparadas, sino deseosas de verle ya al mando. Un deseo que choca frontalmente con el de los ‘Joes’, que agonizan ante la idea del fantasma, “Obama el Socialista”, oportunamente diseñado por John McCain y Sarah Palin en la recta final de la campaña electoral.

'El repartidor de riqueza'

El candidato republicano a presidente ha venido calificando de socialistas las propuestas de Obama. Una postura en la que McCain se reforzó aún más cuando su rival Demócrata afirmó con contundencia el pasado 12 de Octubre en Toledo, Ohio, que “cuando repartes tu riqueza alrededor, se beneficia todo el mundo”. Desde entonces, tanto McCain como Palin no han cesado de repetir la frase en todos los mítines con el eslogan, “Barack, el Repartidor de Riqueza”, como perfecta introducción.

Pero la tan criticada frase de Obama no es más que una simple reproducción del emblemático libro, La Riqueza de las Naciones, de Adam Smith. “No resulta disparatado decir que los ricos deberían contribuir al gasto público, no sólo en proporción a lo que ganan, sino también con un poco más”.

A grandes rasgos, con el programa de Obama el impuesto marginal sobre la renta, que se sitúa actualmente en un 35%, aumentará hasta un 39,6%, algo que ya hizo la Administración de Clinton. El candidato demócrata utilizará los ingresos adicionales para rebajarles los impuestos a aquellas familias cuyos ingresos anuales no superen los 250.000 dólares (194.000 euros). La gran obsesión de Obama y su equipo es devolver el poder a la decadente clase media norteamericana.

Así lo expresó Goolsbee hace unas semanas ante una gran audiencia congregada en la Universidad de Columbia de Nueva York, para uno de los debates más intensos y complejos sobre el programa económico de los dos candidatos. Goolsbee, de pie junto a Douglas Holtz-Eakin, el asesor económico de McCain, estuvo francamente estelar. “La Administración de George W. Bush lleva ocho años tratando de convencernos de que hay una relación directa entre menos impuestos para los ricos y más desarrollo económico para una sociedad, y hemos tenido que sufrir las consecuencias de este empeño”, argumentó. “Ha llegado el momento de romper con esta trágica historia y devolver a América lo que empezó correctamente”.

El nuevo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se enfrenta, no sólo a una de las presidencias más temidas y difíciles de las últimas cuatro décadas, sino también a toda una serie de dolorosos prejuicios. Además del profundo rechazo que una gran parte del electorado siente hacia Obama por el mero hecho de ser negro, se ha extendido a lo largo del último mes un miedo implacable a que el Senador Demócrata convierta a la América de ‘Joe el Fontanero’ -el símbolo del norteamericano hecho a sí mismo- en un nuevo territorio, en el que el tan temido socialismo podrá acampar a sus anchas.