Ingrid Betancourt: “No quiero volver a la política, está llena de mentiras y manipulación”

Ingrid Betancourt, premio Príncipe de Asturias de la Concordia, ex candidata a la presidencia de Colombia, seis años secuestrada por las FARC, dejó claro ayer en Madrid que no se presentará a las elecciones y lanzó una dura crítica al mundo de la política. Betancourt aseguró que no quiere  “volver a ser política”, porque no le gusta “cómo se ejerce”. Pese a que Betancourt fue una entusiasta candidata presidencial, y que muchos la ven como la sucesora ideal de Álvaro Uribe, ahora relaciona la política con la mentira, la manipulación y las agendas ocultas.  

                                                

Sin embargo, Betancourt está lejos de abandonar la actividad pública y prepara ya una Fundación en defensa de las libertades, los derechos humanos e incluso la ecología. Aunque, para ello, indicó que desea reunir un “dream team” como equipo, dispuesto a actuar en situaciones de crisis. Además, afirmó que pretende servir a su país “ayudando a los colombianos a vivir de otra manera”, a través de “espacios de concordia y diálogo que dejen de lado el odio y la venganza”. Así se expresó en la presentación del libro Infierno Verde, cuyo autor, el político Luis Eladio Pérez, también secuestrado por las FARC, compartió buena parte de sus siete años de cautiverio con Betancourt. Pérez llevó a cabo el libro con la colaboración del periodista colombiano Darío Arizmendi, quien le convenció de poner negro sobre blanco su experiencia en la selva.

Betancourt y Pérez todavía se emocionan al recordar los años que pasaron juntos apresados por la guerrilla. Se miran de forma cómplice con los ojos humedecidos, se dan la mano, se besan. “Luis Eladio fue mi familia en la selva”, expresó Betancourt, quien confesó que no había sido capaz de leer el libro. “A mí todavía me falta la fortaleza para hacer el mismo ejercicio”, reconoció. No obstante, la ex candidata presidencial se ha embarcado en una misión para dar “testimonio” del sufrimiento que causa el conflicto colombiano. “La única manera de actuar es hablando. El valor de la palabra es muy importante. Lo que quiero hacer es hablar, hablar y hablar, hasta que haya un cambio en los corazones de los comandantes guerrilleros”, aseguró.

Su principal objetivo es salvar a la infancia y la juventud, para que no acaben como guerrilleros, a quienes considera “más prisioneros” de lo que ella estuvo nunca, puesto que “son esclavos de una organización absurda, niños de la guerra”. Por ello, la mesa redonda que celebrará en Oviedo con motivo de la entrega del Príncipe de Asturias será con niños de entre seis y ocho años, el tiempo que ella estuvo secuestrada.

En un plano emotivo, tanto Pérez como Betancourt trataron de explicar sus sentimientos al gozar de la libertad, tras tantos años de cautiverio. “Estamos muy felices por nuestra liberación, pero nuestros corazones siguen encadenados a los árboles de la selva, y seguirán estándolo mientras el resto de nuestros compañeros no vuelvan a la libertad, porque no se puede gozar plenamente cuando se sabe que otros siguen allá”, sostuvo Betancourt.

Presión internacional contra las FARC

En la búsqueda de soluciones para el conflicto colombiano, Pérez destacó la transformación de la sociedad colombiana, que está pasando de estigmatizar a las víctimas a manifestarse masivamente en contra de las FARC. Pérez insistió también en la necesidad de abordad las condiciones estructurales que alimentan la violencia, como el hambre, la miseria y la falta de oportunidades. En la misma línea que Betancourt, Pérez llamó a los millones de ciudadanos que todavía no participan de la vida política de Colombia a implicarse para acabar con la corrupción del sistema, y señaló que Álvaro Uribe “ha sido un presidente necesario”, que ha hecho la guerra, pero puntualizó que “no es el presidente indicado para hacer la paz”.

Sobre el papel de la comunidad internacional, Betancourt subrayó que “es muy importante que Colombia no se quede sola en la búsqueda de una solución”, aunque matizó que lo que necesita su país no es más “mediación”, sino “presión sobre las FARC”. Por ello, apeló a todos los gobiernos latinoamericanos, especialmente a los considerados de izquierda (como Chávez, Morales, Lula, Vázquez, Correa) para convencer a la guerrilla de que la vía democrática es la única para alcanzar el poder, y no “matando y secuestrando”.