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Nueva Orleans aún padece el huracán Katrina
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Nueva Orleans aún padece el huracán Katrina

Tres años después del huracán Katrina, en Nueva Orleans sólo queda el 60 por ciento de la población que tenía antes del diluvio, y el sur

Foto: Nueva Orleans aún padece el huracán Katrina
Nueva Orleans aún padece el huracán Katrina

Tres años después del huracán Katrina, en Nueva Orleans sólo queda el 60 por ciento de la población que tenía antes del diluvio, y el sur de Luisiana, a la espera del huracán Gustav, brega por diques más resistentes y barrios menos anegables. El gobernador Bobby Jindal activó este miércoles el equipo de acción ante catástrofes del Estado mientras Gustav deambula por el Golfo de México y podría llegar a tierra en las próximas horas.

El 29 de agosto de 2005, el huracán Katrina, que había cruzado la península de Florida y vagabundeado por el Golfo, donde alcanzó categoría 5, tocó tierra en el Delta del Misisipi para convertirse en el huracán más costoso de la historia de Estados Unidos. También se graduó como uno de los cinco más mortíferos, ya que entre 1.600 y 1.800 personas perdieron la vida. Katrina fue el sexto huracán más fuerte registrado en el Atlántico y el tercero más potente que haya llegado a las costas estadounidenses desde que se llevan registros.

Las autoridades habían ordenado la evacuación de Nueva Orleans y varios distritos circundantes, y una de las historias menos recordadas de la crisis fue que, efectivamente, casi un millón de personas abandonaron la región y se salvaron del embate.

Como una ventosa, el sistema de baja presión, con categoría 3 de huracán, elevó las aguas del Golfo, del río Misisipi y del Lago Pontchartrain, al norte de esta ciudad de 500.000 habitantes. Marejadas que, en algunos sitios llegaron a 8 metros de altura, penetraron hasta un kilómetro y medio en áreas de playas abiertas, y sobrepasaron o rompieron terraplenes y diques en áreas protegidas. El 80 por ciento de Nueva Orleans quedó sumergido en aguas contaminadas por el torrente de cloacas, la ruptura de tanques de gasolina, toneladas de basura y, en pocos días, llenas de cadáveres.

Los daños se han calculado en 125.000 millones de dólares en la región más afectada desde el este de Texas a Alabama, pasando por Luisiana y Misisipi.

Los más pobres nunca se recuperarán

Unos 300.000 personas viven ahora en Nueva Orleans, y la recuperación es más visible y firme en las áreas menos anegadas por Katrina, el Barrio Francés, la zona de hoteles y atractivos turísticos. Para los barrios más pobres, la recuperación se ha demorado, o quizá nunca llegue.

Desde Katrina, y el huracán Rita, que tocó tierra el 24 de septiembre de 2005 en el límite de Texas y Luisiana, la Agencia Federal de Emergencias (FEMA por su sigla en inglés) ha pagado 402 millones de dólares en alojamiento temporal para unas 140.000 familias desplazadas por los huracanes.

Un año después de Katrina, los mayores pagos por alojamiento para damnificados hechos por FEMA se concentraban en Houston, Dallas y otras ciudades de Texas, y sitios tan apartados como Little Rock (Arkansas), y Memphis (Tennessee) hasta donde llegó el éxodo de neorleandenses. Este año los pagos se concentran en Nueva Orleans y sus alrededores, y sólo unas 941 familias permanecen en Houston.

Un programa estatal de Luisiana que canaliza fondos del gobierno federal para los dueños de casas dañadas o destruidas ha distribuido ya más de 6.500 millones de dólares a unos 114.000 solicitantes, pero, 36 meses después del desastre, todavía más de 40.000 solicitantes no han recibido esa ayuda.

Esto se debe, en parte, a la complejidad de los trámites burocráticos, y en parte al hecho de que el mayor número de familias afectadas son pobres y con poca experiencia para tales trámites. Lo más notable del renacimiento de Nueva Orleans es su sistema escolar, que antes de Katrina tenía muy mala reputación, y desde entonces se ha reorganizado, ha atraído a educadores calificados de todo el país, y opera ahora con normas de más alta calidad académica.

Pero muchos expertos señalan que no se ha avanzado demasiado en la construcción o reforzamiento de los diques que no contuvieron las marejadas de Katrina, o la recuperación de barreras naturales, como pantanos e islas en el Delta, donde cada día la erosión se lleva el equivalente a 24 canchas de fútbol. ¿Los pondrá Gustav a prueba este fin de semana?.

Tres años después del huracán Katrina, en Nueva Orleans sólo queda el 60 por ciento de la población que tenía antes del diluvio, y el sur de Luisiana, a la espera del huracán Gustav, brega por diques más resistentes y barrios menos anegables. El gobernador Bobby Jindal activó este miércoles el equipo de acción ante catástrofes del Estado mientras Gustav deambula por el Golfo de México y podría llegar a tierra en las próximas horas.

El 29 de agosto de 2005, el huracán Katrina, que había cruzado la península de Florida y vagabundeado por el Golfo, donde alcanzó categoría 5, tocó tierra en el Delta del Misisipi para convertirse en el huracán más costoso de la historia de Estados Unidos. También se graduó como uno de los cinco más mortíferos, ya que entre 1.600 y 1.800 personas perdieron la vida. Katrina fue el sexto huracán más fuerte registrado en el Atlántico y el tercero más potente que haya llegado a las costas estadounidenses desde que se llevan registros.

Las autoridades habían ordenado la evacuación de Nueva Orleans y varios distritos circundantes, y una de las historias menos recordadas de la crisis fue que, efectivamente, casi un millón de personas abandonaron la región y se salvaron del embate.

Como una ventosa, el sistema de baja presión, con categoría 3 de huracán, elevó las aguas del Golfo, del río Misisipi y del Lago Pontchartrain, al norte de esta ciudad de 500.000 habitantes. Marejadas que, en algunos sitios llegaron a 8 metros de altura, penetraron hasta un kilómetro y medio en áreas de playas abiertas, y sobrepasaron o rompieron terraplenes y diques en áreas protegidas. El 80 por ciento de Nueva Orleans quedó sumergido en aguas contaminadas por el torrente de cloacas, la ruptura de tanques de gasolina, toneladas de basura y, en pocos días, llenas de cadáveres.

Los daños se han calculado en 125.000 millones de dólares en la región más afectada desde el este de Texas a Alabama, pasando por Luisiana y Misisipi.