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Otra 'Evita' por desidia
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Otra 'Evita' por desidia

Ganó Fernández, señora de Kirchner, aunque no hacía falta casi el escrutinio. Todo el mundo daba por sentado que sería ella, la esposa del presidente saliente,

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Otra 'Evita' por desidia

Ganó Fernández, señora de Kirchner, aunque no hacía falta casi el escrutinio. Todo el mundo daba por sentado que sería ella, la esposa del presidente saliente, la vencedora de los comicios celebrados ayer domingo. Ni siquiera hará falta desempate en una segunda vuelta. El oficialismo se impone, a pesar del malestar y cansancio generalizado que se palpa en cada rincón del país con su clase dirigente.

"Ganó quien tenía que ganar". Esa es la conclusión más extendida tras conocerse los resultados. Igual que antes de la cita con las urnas, la reflexión generalizada era de carácter totalmente premonitorio y agorero: "Ganará quien tiene que ganar". Nadie ponía en duda que la victoria sería para la señora Fernández de Kirchner, realmente la más ambiciosa y con posibles de la pareja política que rige Argentina.

Visto el resultado, el teatro electoral funcionó según lo previsto, aunque eso no fue óbice para que, a lo largo de la jornada, se sucedieran numerosas denuncias por posibles irregularidades con las papeletas: en algunas mesas faltaban las de algunos candidatos, cuando no se robaron, y sólo había opciones con la candidatura oficialista. Aun así, la maquinaria democrática no se detuvo y a última hora de la noche todo el pescado estaba ya vendido.

No hace falta valorar el discurso político de Cristina, la nueva presidenta, para explicar su victoria. Sencillamente no ha tenido nada que ver. En todo caso, ha contribuido a su abrumadora victoria el hecho de que al otro lado, en la orilla de los aspirantes, concurrieran hasta cinco candidatos (la diputada nacional Elisa Carrió, el ex presidente efimero Rodríguez Saa, los ex ministros Lavagna y Lopez Murphy y el gobernador Sobisch) con esperanzas por quedar segundos. Según los últimos datos oficiales, con el 54,45% de las mesas escrutadas, Fernández obtenía el 43,80%, el ex ministro de Economía centro-progresista Roberto Lavagna, de Una Nación Avanzada, el 21,61 %, y Elisa Carrió, de la centro-izquierdista Coalición Cívica, el 18,39.

Inflación galopante

Y así, mientras unos festejan y otros lamen sus heridas con denuncias de fraude, Argentina se enfrenta a cuatro años más de ‘medicina Kirchner’ para continuar remontando el rumbo del país. Porque, aunque lo sujeten los números, todo parece cogido con alfileres. El supuesto renacer tras la grave crisis de 2002 parece más una ilusión. La galopante inflación que acumula el país se ha comido con creces los porcentajes de crecimiento de los últimos años.

"La plata no da como antes. Ahora es necesario laburar más horas para conseguir llevar a casa lo mismo que hace un par de años". Argentina crece, nadie lo duda, pero la inflación aumenta de manera sangrante la diferencia entre los que más tienen y los que luchan por llegar a ser clase media. Lo dijo la socialista francesa Segolene Royal, invitada por cortesía de Cristina, un día antes de las elecciones: "El gran desafío de Argentina es la distribución de la riqueza".

Parece la pescadilla que se muerde la cola. Un país con un nivel de estudios medios elevado, cultivado, consciente de las virtudes y riquezas de su país, señala a su clase dirigente como el primero de todos sus males para explicar su reciente historia y su actual estado. Todos coinciden en que Argentina puede ser más de lo que es, aunque igual no divagan tanto sobre el asunto como la vecina Brasil, que ya hace sombra al antiguo eje del Virreneinato de la Plata.

Ganó Fernández, señora de Kirchner, aunque no hacía falta casi el escrutinio. Todo el mundo daba por sentado que sería ella, la esposa del presidente saliente, la vencedora de los comicios celebrados ayer domingo. Ni siquiera hará falta desempate en una segunda vuelta. El oficialismo se impone, a pesar del malestar y cansancio generalizado que se palpa en cada rincón del país con su clase dirigente.