Los expertos dudan de la verdadera naturaleza de las fragatas que Navantia fabrica para Venezuela
La polémica rodea al mejor contrato obtenido en años por la industria armamentística nacional, la venta a Venezuela de ocho buques militares y diez aviones de
La polémica rodea al mejor contrato obtenido en años por la industria armamentística nacional, la venta a Venezuela de ocho buques militares y diez aviones de transporte que fabricarán en España las empresas Navantia y Eads Casa. Desde que comenzaron las negociaciones del acuerdo, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha detallado en numerosas declaraciones los beneficios de la operación (1.700 millones de euros y una carga de trabajo de 600 personas durante seis años para el astillero y 300 durante tres para Eads Casa), pero nunca ha aclarado la verdadera entidad del material, sus implicaciones estratégicas y la posibilidad de que algunos de éstos buques se fabriquen en Venezuela. Navantia iniciará su construcción este mes, en un momento en que se suceden las informaciones sobre un hipotético rearme de Hugo Chávez.
La controversia en cuanto al material vendido radica en la ausencia de datos sobre cuatro de los ocho buques que construirá Navantia. Pese a que el ex ministro Bono los calificó reiteradamente de “patrulleros” de vigilancia del litoral “es evidente que tendrán notables capacidades de defensa de superficie, antimisil, antisubmarina, de defensa antiaérea y de guerra electrónica activa y pasiva (...)
“Todas las armas mencionadas hacen pensar que el buque contará con un sistema de combate bastante complejo”, según un detallado artículo de la revista Defensa, que añade que las embarcaciones contarán con dos lanzadores cuádruples de misiles MM 40 Exocet con un alcance de 65 kilómetros. “En realidad son corbetas, cualquier técnico los definiría como corbetas”, señala un experto.
El Gobierno tampoco ha aportado datos sobre la eventual fabricación en Venezuela de algunos de los buques ni ha mencionado que un equipo de militares venezolanos que llega hoy a España supervisará la operación, hecho del que sí informó la Armada de Venezuela. Por su parte, la empresa Navantia no aclara ninguno de los supuestos.
“No hay nada confirmado (sobre la fabricación de buques en Venezuela). En principio se construirán aquí, luego caben distintas posibilidades. El contrato entró en vigor finales de abril y a finales de mayo se dará inicio a la construcción. Una delegación venezolana vendrá a dar el pistoletazo de salida”, explica un portavoz de la compañía.
Reticencias de EEUU
Las primeras voces contra la operación surgieron cuando el presidente venezolano trató oficialmente el asunto durante su visita a España en noviembre de 2004 y Colombia, aliada de EEUU y en tensas relaciones con su vecino, se quejó del desequilibrio militar que el acuerdo podría suponer.
Su protesta ganaba peso en cuanto que el Ejecutivo de Zapatero había cancelado un contrato de compra de carros de combate firmado entre Bogotá y el Gobierno de Aznar, alegando que no quería contribuir a una escalada armamentística en la zona. Igualmente, Estados Unidos, siempre crítico con el Gobierno de Chávez, vetó la operación y se negó a suministrar componentes de los equipos, afirmando que bloqueaba la planificada venta para no promover la desestabilización en Latinoamérica.
Finalmente, un año después y tras arduas negociaciones, los presidentes de Navantia y Eads Casa firmaron los contratos de venta con el titular de Defensa venezolano, Orlando Maniglia, en presencia de Hugo Chávez y el ex ministro José Bono, que en el acto subrayó la legalidad del acuerdo al afirmar que “Navantia no rompe ningún embargo internacional y (el contrato) es acorde con las normas de conducta de la Unión Europea”.
El supuesto rearme de Chávez
La polémica rodea al mejor contrato obtenido en años por la industria armamentística nacional, la venta a Venezuela de ocho buques militares y diez aviones de transporte que fabricarán en España las empresas Navantia y Eads Casa. Desde que comenzaron las negociaciones del acuerdo, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha detallado en numerosas declaraciones los beneficios de la operación (1.700 millones de euros y una carga de trabajo de 600 personas durante seis años para el astillero y 300 durante tres para Eads Casa), pero nunca ha aclarado la verdadera entidad del material, sus implicaciones estratégicas y la posibilidad de que algunos de éstos buques se fabriquen en Venezuela. Navantia iniciará su construcción este mes, en un momento en que se suceden las informaciones sobre un hipotético rearme de Hugo Chávez.