Israel apresa a los líderes del FPLP en un asalto a la prisión palestina de Jericó

El Ejército israelí apresó el martes al máximo líder del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), Ahmed Saadat, y a otros cinco dirigentes palestinos que perseguía desde 2001, en un espectacular asalto a la prisión de Jericó, que fue completamente destruida por el ataque de los soldados hebreos. "Los seis fugitivos, entre ellos tres asesinos de (el ministro de Turismo israelí Rejabam) Zeevi y otros tres dirigentes, se han entregado", dijo en rueda de prensa el comandante en jefe de la Región Central, Yair Navé.

Los líderes del FPLP que se hallaban en la prisión se rindieron a las fuerzas israelíes que asediaban el centro penitenciario. Todos se entregaron de forma pacífica, a pesar de las advertencias realizadas a lo largo del día sobre su intención de morir luchando.

Tras el asalto del Ejército israelí para capturar a Saadat, lanzado después de que abandonaran la custodia del lugar los guardianes estadounidenses y británicos, la violencia estalló el martes en los territorios palestinos. Al menos dos palestinos murieron en al ataque, tras el cual grupos de milicianos secuestraron a once extranjeros en Cisjordania y Gaza. Según fuentes penitenciarias, los fallecidos en el asalto son un guardián y un preso palestino. La acción militar israelí causó también tres heridos.

El asalto comenzó con la irrupción de los efectivos israelíes, después de que los observadores estadounidenses y británicos abandonaran la prisión, según el ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Jack Straw, porque la Autoridad Nacional Palestina (ANP) no garantizaba su seguridad.

Después de sitiar la penitenciaría los soldados israelíes pidieron con megáfonos la rendición de Saadat -autor intelectual del asesinato del ministro de Turismo israelí, Rejabam Zeevi, en 2001- y de las dos personas que lo ejecutaron en Jerusalén.

Otro de los presos buscados por Israel es Fuad Shobaki, funcionario acusado por el Gobierno hebreo de fletar un barco, el Karim-A, con armas para los organismos palestinos de seguridad, con destino a Gaza y que fue detectado por la Fuerza Naval israelí en el mar Rojo en 2001, al principio de la segunda intifada.

Las tropas que rodearon la prisión de Jericó, tras la salida de unos 40 de los 200 prisioneros, dieron un ultimátum a los presos: "o os entregáis o moriréis", y comenzaron a destruir las instalaciones.

Durante el asalto, el Ejército israelí prohibió la entrada a la ciudad tanto a civiles como periodistas, y desplazó a la zona numerosos contingentes militares y policiales de asalto, así como tanques y helicópteros.

La rendición

Excavadoras militares destruyeron a lo largo del día el muro que rodeaba la prisión y, poco antes de la rendición de los reclusos, el Ejército estudió la posibilidad de bombardear el recinto si los presos no se hubieran rendido de forma pacífica.

Después de destruir el muro que rodea la prisión, el Ejército de Israel preparó el asalto final. Varios testigos afirmaron que pudieron escuchar una fuerte explosión dentro de la cárcel causada por un misil disparado desde un helicóptero israelí contra el recinto.

Tras el ultimatum, Saadat, así como cinco de sus compañeros, respondieron asegurando que no se entregarán. En una conversación telefónica con la cadena Al Yazira, Saadat también dijo que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, nunca le prometió que le pensara liberar.

"Tenemos que resistir, para vivir con honor o morir", dijo Saadat con tono desafiante a la cadena qatarí. El líder del FPLP fue encarcelado bajo supervisión internacional como parte de un compromiso alcanzado entre la ANP e Israel.