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La mayoría de las encuestas afirman que la fama del presidente se encuentra por primera vez por debajo de un 40%.
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La mayoría de las encuestas afirman que la fama del presidente se encuentra por primera vez por debajo de un 40%.

El presidente de EEUU, George W. Bush, conmemoró con un momento de silencio el cuarto aniversario de los atentados del 11-S, en una ocasión en la

Foto: La mayoría de las encuestas afirman que la fama del presidente se encuentra por primera vez por debajo de un 40%.
La mayoría de las encuestas afirman que la fama del presidente se encuentra por primera vez por debajo de un 40%.

El presidente de EEUU, George W. Bush, conmemoró con un momento de silencio el cuarto aniversario de los atentados del 11-S, en una ocasión en la que su popularidad está más baja que nunca debido a su tardía respuesta al huracán Katrina. Bush participó en la modesta ceremonia en los jardines de la Casa Blanca acompañado de su esposa, Laura; el vicepresidente, Dick Cheney, y la esposa de éste, Lynne. Los cuatro, vestidos de negro, inclinaron la cabeza y guardaron unos momentos de silencio a las 08.46 horas locales (14.46 hora española), la hora exacta en la que el primer avión secuestrado por los terroristas impactó contra las Torres Gemelas de Nueva York. Tras los breves momentos de silencio, regresaron lentamente al interior de la Casa Blanca, sin ningún tipo de comentarios.

En una ceremonia paralela, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, depositó una corona de flores en el Pentágono, una de cuyas alas quedó destrozada en los atentados y donde murieron en torno a 300 personas. Previamente, el presidente y su esposa habían asistido a una ceremonia religiosa en la iglesia de San Juan, vecina a la Casa Blanca, en homenaje a las casi 3.000 víctimas de los atentados en Nueva York, Washington y en un descampado de Pensilvania, donde se estrelló un cuarto avión cuando los pasajeros intentaron arrebatar el control del aparato a los terroristas.

Aquellos atentados, al principio de su mandato, hicieron que la popularidad de Bush subiera como la espuma, hasta colocarse en el 83 por ciento, y todo el país respaldara al presidente, que se forjó una imagen de líder decidido. Pero las tornas han cambiado para Bush. Si el 11-S fue su cenit, el paso del Katrina está suponiendo su nadir. Para atajarlo, el presidente pretende dedicar el plato fuerte de la jornada a los estados afectados por el huracán, en concreto a Luisiana y a Misisipi.

Tiene previsto viajar hacia la zona del golfo de México, donde pernoctará y donde tiene previsto reunirse con damnificados por el desastre y supervisar la marcha de las operaciones de asistencia. Con este viaje, su tercero a la zona en diez días, Bush quiere ahuyentar las acusaciones de que ni su Gobierno ni él personalmente hicieron todo lo que podían y respondieron con lentitud al desastre, que ha dejado al menos 360 muertos y más de un millón de desplazados.

Bush pierde popularidad

Las encuestas son unánimes a la hora de indicar que el presidente se encuentra en los momentos más bajos de su mandato. La mayoría apunta que, por primera vez, la popularidad presidencial se encuentra por debajo del 40%.

Una encuesta que publica la revista Newsweek indica que la aprobación de Bush se encuentra en el 38%. El mismo sondeo calcula que el 53% de los ciudadanos no se fía de que el presidente tome las decisiones apropiadas en una crisis, frente a sólo el 45 por ciento que sí lo cree.

Otra encuesta, que publica la revista Time, sitúa el nivel de popularidad presidencial un poco más alto, en el 42%. Pero también apunta que el 57% de los ciudadanos considera insuficientes las explicaciones de Bush acerca de por qué no se actuó de manera más decisiva inmediatamente después del paso del Katrina. Ese mismo sondeo revela que el 61% de los encuestados cree que hay que recortar el gasto en Irak para dedicar ese dinero, en cambio, a la reconstrucción de los estados del golfo de México. El 58 % apoya la retirada parcial de tropas de Irak para contribuir a las tareas de reconstrucción en Luisiana, Misisipi y Alabama.

Además de Bush, la Casa Blanca ha enviado a la zona afectada a toda una gama de altos cargos, desde el vicepresidente, Dick Cheney, hasta los secretarios de Comercio y Trabajo, Carlos Gutiérrez, y Elaine Chao, respectivamente. En su segunda visita en tres días a la zona, Cheney afirmó el sábado que el Gobierno ya tiene finalmente la situación bajo control.

El presidente de EEUU, George W. Bush, conmemoró con un momento de silencio el cuarto aniversario de los atentados del 11-S, en una ocasión en la que su popularidad está más baja que nunca debido a su tardía respuesta al huracán Katrina. Bush participó en la modesta ceremonia en los jardines de la Casa Blanca acompañado de su esposa, Laura; el vicepresidente, Dick Cheney, y la esposa de éste, Lynne. Los cuatro, vestidos de negro, inclinaron la cabeza y guardaron unos momentos de silencio a las 08.46 horas locales (14.46 hora española), la hora exacta en la que el primer avión secuestrado por los terroristas impactó contra las Torres Gemelas de Nueva York. Tras los breves momentos de silencio, regresaron lentamente al interior de la Casa Blanca, sin ningún tipo de comentarios.