La pasada medianoche, a su manera, los sevillanos celebraron su particular encendido de la Feria de Abril. Las casetas, las sevillanas, el fino, el pescaíto se trasladó a los balcones. 

Sin fiesta ni alumbrado oficial pero no por ello sin arte. Y arranca como manda la tradición, con la noche del pescaíto, que se celebra así en cada casa.

Casas convertidas casi en auténticas casetas. Bailes por sevillanas en cada habitación. Y cante entre hermanas con un sentimiento especial. Es la Feria de la esperanza y Sevilla brinda.