Sentado sobre su dueño, Viktor mira por la ventana de un avión. Juntos disfrutan del vuelo pero llegar hasta ahí arriba sin separarse no ha sido fácil. Su dueño, Mikhail Galin, cogió un avión en Riga con escala en Moscú. Y fue allí en el aeropuerto durante el traslado cuando le dieron la peor noticia. No podía volar junto a su mascota porque excedía en dos kilogramos el peso permitido para subir en la cabina. Su sitio era la bodega.

Su dueño decidió que no podía permitir que se subiera allí solo porque temía “que no llegara con vida". Así que ideó un plan para retrasar su vuelo y pedirle un gato prestado a unos amigos para pasar el control. Después dio el cambiazo y engaño a todos.

Fue a raíz de publicar unas fotos en las redes sociales cuando la compañía se enteró y decidió sancionarle. Lo compartió de nuevo por internet y rápidamente llegó la indignación. Ahora le llueven las ofertas de muchas empresas para volar gratis y, por supuesto, acompañado de Viktor.