Una impactante campaña rodada en Nueva Zelanda en la que participan supervivientes de accidentes de tráfico se ha adueñado de las redes. El cinturón de seguridad les dejó huella porque todos ellos se salvaron gracias a él y ahora un equipo de maquilladores ha recreado las magulladuras que quedaron en su piel tras sufrir el accidente. De esta manera nos recuerdan que las lesiones se borraron y nos animan a abrocharnos siempre el cinturón. Dos de cada diez conductores no lo utilizan y se nos olvida aún más en los asientos traseros donde no lo llevan tres de cada diez. Además, dos de cada diez embarazadas no se lo abrochan por temor a dañar al feto y el 22% de los padres no sabe que a partir del metro 35 de estatura los niños pueden utilizarlo.