Ocurrió la pasada semana durante la tormenta Erik, cuando un avión de British Airways trató de aterrizar en el aeropuerto británico... pero el viento se lo complicó.

El piloto trataba de tomar pista, cuando un fuerte viento lateral desequilibró el aparato, hasta el punto de que, tras tocar suelo, decidió volver a levantar el vuelo para evitar problemas.

En su segundo intento, el aeroplano consiguió aterrizar sin problemas. Eso sí, no sin antes meter el miedo en el cuerpo a todos los ocupantes del avión.