Al otro lado de la puerta el fuego trepaba por las paredes. El incendio impedía la entrada a una vivienda de un barrio de Córdoba que parecía estar habitada solo por las llamas. Dentro resultaba imposible encontrar un rincón que no ardiera pero en el último refugio aislado del fuego se escondía un perrito. Los bomberos rápidamente lo sacan a la calle. El animal está inconsciente.

Ha respirado demasiado humo. Le echan agua para refrescarlo e intentar que reaccione y, ante la dificultad para que el cachorro vuelva en sí, uno de los bomberos intenta reanimarlo. Tumbado en el asfalto recibe oxígeno. Se le insufla vida que, poco a poco, invade su cuerpo hasta que el perro vuelve a respirar. Ahora, en una clínica veterinaria, el animal se recupera dispuesto a que su historia continúe.