La píldora digital ya se prueba en Estados Unidos. El objetivo más obvio es frenar el gasto que se produce cuando no se terminan los fármacos prescritos. Un estudio de 2017 ha desvelado que el 20% de los tratamientos no llegan a finalizarse. Otro fin más a largo plazo: personalizar las pastillas para que se ajusten a las necesidades del paciente.

Este es un avance muy novedoso tanto para la medicina como para el software: ahora será mucho más sencillo y barato obtener datos del cuerpo humano. Los expertos aseguran que esta tendencia se trasladará en unos años a la alimentación.