La camarera prepara las bebidas en la barra,  ha dejado el móvil en un mostrador y cuando sale con la bandeja a servir la terraza, un cliente con la mano  larga  decide que a partir ahora el teléfono tiene un nuevo dueño; " me dijo adiós, muchas gracias..."

Así es como Fina,  se ha quedado sin móvil y con esa sensación de impotencia,  en parte por su culpa, por dejarlo a la vista y ponérselo fácil al caco. "Me tengo que acostumbrar a dejarlo aquí" comenta mientras deja el teléfono que se ha comprado nuevo dentro de la barra y lejos de alcance de los amigos de lo ajeno. En verano los ladrones están al acecho. Se multiplican los robos de teléfonos.

En la playa no paramos de enseñarlo y cuando te vas al agua, "no prevenimos lo dejamos en la mochila y ya está" dice un bañista. Para evitar robos, lo mejor o dejarlo en casa o bien que alguien siempre se quede al cuidado de los objetos de valor.