Hace dos años unos pescadores encontraron en Roquetas, Almería, una tortuga con una aleta estrangulada por un sedal de pesca. Le pusieron Benjamín de nombre. Una asociación la ha curado durante este tiempo y hoy la ha devuelto al mar. Es casi el triple de grande y fuerte. Lleva un trasmisor para hacerle un seguimiento. Finalmente fue necesario amputarle la aleta. Ahora se podrá saber cuánto tiempo es capaz de sobrevivir sin ella una tortuga en su hábitat natural.