Ocurrió durtante el día de fin de año en Brockport, Nueva York, cuando la policía se vio superada por un pequeño animal que se mostró agresivo ante su presencia.

Varios agentes acudieron un domicilio ante la llamada de la dueña de la casa, que había visto cómo una ardilla se había colado en su casa y era incapaz de echarla ante la violencia mostrada.

Se apostó en la cocina, donde se dedicó a comer galletas de manera compulsiva... y, entonces, llegó la policía. Sin embargo, su captura no fue sencilla: como muestra, la patada de kung fu que el pequeño animal le dio a uno de los agentes.