Todo el mundo sabe que este tipo de rateros existe en Río de Janeiro, pero este vídeo es la muestra evidente de que, ahora más que nunca, aprovechando la presencia de muchos turistas llegados a la ciudad para ver la disputa de los Juegos Olímpicos se están poniendo las botas con sus pequeños hurtos.

Sin miedo a ser vistos, en pasos de cebra, en cualquier esquina. Todos los lugares son buenos para encontrar a sus víctimas que en muchas ocasiones les pillan 'in fraganti', pero que en muchas otras ni se dan cuenta de que acaban de ser robados.

Tal es la psicosis que su presencia genera que la gente ya camina por las calles bien agarrados a sus bolsos y pertenencias porque en el momento menos pensado un tirón puede darles el gran disgusto de su visita a Brasil.