En julio pasado, la NASA anunció el descubrimiento de una roca que "muy probablemente contenga microbios marcianos fosilizados". Los científicos del JPL, el laboratorio responsable de la exploración de Marte, la calificaron como "la primera detección convincente de material orgánico". En septiembre, otro equipo del JPL publicó un estudio en la revista Nature que planteaba la posible existencia de formas de vida básicas bajo la superficie helada del planeta. Todavía no son pruebas concluyentes. Ya en pasado, hallazgos similares han sido refutados por investigaciones posteriores. Aún así, a pesar de estar entre las noticias más importantes desde el principio de la exploración marciana, han pasado prácticamente desapercibidas para el público general.

Desde los años 70, Marte ha sido el foco de la búsqueda de vida extraterrestre, con misiones como las Viking que realizaron experimentos pioneros para detectar actividad biológica. Aunque sus resultados fueron controvertidos, sentaron las bases de futuras exploraciones que han acumulado pruebas indirectas, como la presencia de agua, minerales y fluctuaciones de metano.

 

“Diseñar instrumentos que determinen inequívocamente la presencia de vida es muy complicado. Después de los resultados contradictorios de las sondas Viking en los años 70, los esfuerzos se han centrado en detectar pruebas indirectas, como la presencia de agua o rastros de posibles procesos biológicos, pero no la actividad biológica en sí”, explica Juan Ángel Vaquerizo, Astrofísico del CSIC-INTA y autor del libro “Marte y el enigma de la vida”. Esta dificultad se debe a que, de manera robótica, es extremadamente complejo establecer la presencia de vida en un entorno. “El análisis necesario implica múltiples niveles de dificultad, especialmente a nivel instrumental. A pesar de que los avances tecnológicos, todavía no somos capaces de diseñar instrumentos lo suficientemente precisos y sensibles como para confirmar de manera inequívoca la presencia de vida”.

 

Tras años de fiebre marciana, y pese a los avances científicos, parece el entusiasmo por Marte ha disminuido, en parte por la falta de pruebas concluyentes y el tiempo necesario para analizar los descubrimientos. Incluso Elon Musk sigue hablando del plan de colonizar Marte pero sin avances concretos. La verdadera pregunta, sin embargo, es si el motivo de esta aparente apatía es el resultado de décadas de goteo constante de noticias, por lo que hemos empezado a dar por sentado que hay vida en Marte, aunque no haya pruebas definitivas. Una acumulación de indicios y el consenso general de los científicos de que el planeta tuvo condiciones similares a las de la Tierra en el pasado nos han llevado a normalizar la idea. Cada nuevo descubrimiento, por prometedor que sea, ya pierde fuerza en el imaginario colectivo. Hasta que llegue la confirmación definitiva y entonces sí que será totalmente otra cosa.