El metano es responsable de una cuarta parte de los gases de efecto invernadero que se encuentran en la atmósfera. En La COP26 de Glasgow 103 países se han comprometido a reducir las emisiones de este gas del 30% antes de 2030. Pero Rusia, China e India, los tres principales emisores de metano, no se han sumado al acuerdo. La reducción del 30% de las emisiones de metano permitiría limitar el aumento de las temperaturas de 0,2ºC en 2050 y evitar 200.000 muertes prematuras, cientos de miles de hospitalizaciones por asma y la pérdida de 20 millones de toneladas de cosechas al año, según los promotores de la inciativa.
El metano es presente en la atmósfera en concentraciones inferiores que el dióxido de carbono, sin embargo su potencial de calentamiento es 80 veces superior. La mayor cantidad de metano se encuentra en el subsuelo. Es ahí donde se forma este gas, producto de la descomposición de sustancias orgánicas en ausencia de oxígeno. Bajo tierra el metano se encuentra como de bolsas de gas o mezclado con otros hidrocarburos.
Sin embargo es la actividad humana la principal responsable de la inmisión de este gas en la atmósfera. Más de un tercio de las emisiones totales de este gas proceden del sector energético. Pero no como producto de la combustión, como en el caso del dióxido de carbono. El metano, extremadamente volátil, se escapa de las tuberías y de las instalaciones que extraen hidrocarburos. Modernizar las redes de distribución para evitar estos escapes involuntarios es el principal compromiso de los países que han firmado el acuerdo alcanzado en la COP 26.
El sector agrícola también tiene un peso importante. Los cultivos de arroz son uno de las principales fuentes de este gas junto a la ganadería. La fermentación entérica de los bovinos y la gestión del estiércol en las granjas representan las principales fuentes contaminación. El 10% de las emisiones mundiales de metano procede de los vertederos. Aquí este gas se forma a medida que los desechos orgánicos se descomponen.
Existe también otro aspecto, relacionado directamente con el cambio climático. La subida de las temperaturas está provocando la descongelación del permafrost en Siberia y en Alaska. El permafrost es una capa de terreno helado que ha atrapado bajo el suelo inmensas cantidades de metano durante siglos. El derretimiento de la capa de permafrost está liberando en la atmósfera millones de toneladas de metano cada año que contribuyen a retroalimentar la subida de las temperaturas y el calentamiento global. A medida que el metano se desprende, el terreno colapsa creando un cráter.
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