A lo largo del siglo XX, la extracción de minerales ha crecido exponencialmente. En un planeta limitado, seguir a este ritmo provocaría el agotamiento de los yacimientos existentes en pocas décadas. En lo que llevamos de siglo XXI, hemos consumido la misma cantidad de algunos elementos que en todo el resto de la historia humana.

Más allá de las circunstancias coyunturales, el factor más importante para entender la escasez global de productos y materiales que está sufriendo la economía mundial es el aumento exponencial del consumo de muchas materias primas. Incluso encontrando nuevos yacimientos, y con una tecnología más avanzada y eficiente, el pico de producción de una parte de los recursos se podría alcanzar antes de finales del siglo XXI.

La demanda de al menos 14 materiales esenciales podría ser superior a las reservas antes de 2050. Entre ellos hay elementos químicos comunes en la industria como el cobre o el níquel. Pero también materiales esenciales para la transición energética como el litio, que se usa en las baterías de los coches eléctricos; el galio que se emplea en las lámparas led, o el cadmio, esencial para los paneles fotovoltaicos.

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