En la carrera espacial entre Jeff Bezos y Richad Branson hay algo que da vértigo. No solo es - otro - gran avance para convertir el espacio en el patio de casa. Un mercado turístico más, aunque sin aerolíneas de bajo coste. Un billete para un viaje suborbital costará, cuando empiecen las operaciones comerciales (y eso será dentro de muchos años) el precio actual de unos 250.000 dólares. En esta competición se ha producido una aceleración que va mucho más allá del ego de dos de los empresarios más ricos del mundo.

En ambos casos se trata de vuelos técnicos, aunque viajen con el pasaje completo. Virgin Galactic, la empresa de Richard Branson, ha efectuado 22 vuelos de prueba, pero en ningún momento se había planteado la posibilidad de realizar uno con toda la cúpula de la empresa. En el caso del fundador de Amazon y Blue Origin, el vuelo al que subirá Jeff Bezos en el cohete New Shepard será el primero con tripulación a bordo. A pesar de todo, Bezos subirá a la cápsula orbital con su hermano y la pionera astronauta Wally Fank, de 82 años.

Ambas empresas, a las que se puede sumar SpaceX de Elon Musk, compiten desde hace casi 20 años para asegurarse una cuota del suculento mercado de los vuelos espaciales. Pero sobre la salud financiera de estas empresas se sabe muy poco. Solo Virgin Galactic está cotizada y está obligada a publicar sus balances. A la espera de vender los primeros billetes para los vuelos turísticos al espacio, estas compañías - en mayor o menor medida - han encontrado una vía de financiación a través de los contratos con la NASA y el Departamento de Defensa de Estados Unidos.

Las empresas que más se han beneficiado han sido Blue Origin y SpaceX. Pero en los últimos meses la empresa de Jeff Bezos ha sufrido unos importantes reveses. En diciembre de 2020 el Departamento de Defensa cortó los acuerdos que tenía con Blue Origin y el pasado abril la NASA descartó su proyecto para el módulo de descenso que llevará de nuevo la humanidad a la Luna. Es en este horizonte en el que se enmarca el anuncio de Bezos de volver a apostar por el turismo espacial. Un sector que Virgin Galactic ha cuidado durante muchos años, dejando al lado los ambiciosos proyectos de sus competidoras.

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