Ha tenido que llegar una pandemia para que el mundo vea una vacuna más rápida que la consiguió el doctor Maurice Hilleman contra las paperas y que le costó desarrollar cuatro años entre 1963 y 1967.

La longevidad de su récord es algo extraño en una industria que ha avanzado tecnológicamente a grandes pasos en los últimos 50 años. Sin embargo, los procesos para desarrollar vacunas apenas han cambiado en estos años y, de hecho, se sigue considerando un hito impensable producir una vacuna en menos de cinco años.

La aparición de los nuevos modelos de vacunas basadas en ADN y ARN están permitiendo acelerar fases como nunca hasta ahora, mientras, la urgencia de la pandemia ha movilizado a las empresas farmacéuticas y liberado partidas de financiación como nunca antes.

Todo sobre estas vacunas te lo explicamos en el vídeo explicativo sobre estas líneas.

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