Tras los enfrentamientos entre los hinchas ingleses y la Policía el sábado pasado, el ayuntamiento pide más seguridad. Algunos comerciantes se plantean cerrar. 12.000 británicos pasan estos días en la localidad alicantina. El alcohol con el que celebran los partidos se ha convertido en un problema. Los agentes usaron porras y dispararon pelotas de goma para devolver la tranquilidad a la zona conocida como "la pequeña Inglaterra". Los vecinos esperan que termine ya el turismo de borrachera del Mundial.