La huella dactilar define nuestra identidad, se ha convertido en un elemento de seguridad, y también, puede ubicarnos en un sitio determinado.

Con el avance de la tecnología el uso de la huella se ha popularizado. Hoy con un sólo dedo es posible desbloquear la pantalla de un ordenador, el teléfono móvil y hasta abrir una puerta… pero este sistema no está exento de ser manipulado por delincuentes.

El método de ‘trasplantar’ una huella, como se denomina en el argot policial, consiste en fijar una huella en el adhesivo que utiliza la Policía Científica para llevársela a  analizarla en su laboratorio durante la investigación de un caso. Pero este sistema también puede ser utilizado por expertos delincuentes, que pueden robar nuestra huella cuando cogemos por ejemplo un vaso en un bar, y colocarla en un arma de fuego o el escenario de un crimen.

Un experto perito se lo demuestra a los compañeros de Sinfiltros.com en este vídeo, en el que advertie de los peligros que se ocultan detrás de nuestra huella dactilar.