Los trenes alemanes, antaño un símbolo de puntualidad y eficiencia, se han convertido, en los últimos años, en el hazmerreír de Europa debido a los retrasos constantes, cancelaciones inesperadas y conexiones perdidas. Y las redes sociales se han llenado de sketches burlones sobre lo mal que van los trenes en Alemania. De hecho, en noviembre de 2023, casi la mitad de los trenes de larga distancia llegaron tarde.

Los problemas son tan graves que Suiza ha considerado limitar la entrada de trenes alemanes para proteger su propia eficiencia.

Y la situación alcanzó un punto crítico durante la Eurocopa 2024, con la Deutsche Bahn, la empresa nacional alemana, teniendo que disculparse públicamente por los retrasos y cancelaciones que afectaron a miles de aficionados, incluuyendo a algunos equipos, en su intento por llegar a los partidos. Hasta Philipp Lahm, excapitán de la selección alemana y director de la Eurocopa, expresó su frustración por la falta de inversión en infraestructuras.

Una situación que sorprende, ya que Alemania siempre había sido conocida por su eficiencia y precisión, y su red ferroviaria no era la excepción. De hecho, durante décadas, los trenes alemanes fueron un ejemplo de puntualidad y confiabilidad a nivel europeo. Entonces, ¿qué ha pasado con este mito de la puntualidad alemana?