El envío masivo de globos llenos de basura es el último resorte del régimen de Kim Jong Un en la interminable de tensiones entre Corea del Norte y Corea del Sur. Una ‘guerra de la basura’ que se prolonga desde hace meses y que encuentra al vecino del sur sumido en una crisis política e institucional tras la destitución del presidente Yoon Suk Yeol, por el intento de golpe de Estado del pasado diciembre. Aunque estos globos transportan desechos como plásticos, ropa vieja y residuos biológicos, su llegada ha generado preocupación en Seúl, que teme la posibilidad de que contengan amenazas químicas o biológicas. Este acto es una respuesta directa a los panfletos anticomunistas lanzados desde el sur y refleja el deterioro absoluto de las relaciones intercoreanas, en un momento en que Pyongyang ha abandonado oficialmente cualquier intención de reunificación pacífica con el sur.

El contexto geopolítico de esta crisis se vincula con la creciente relación entre Corea del Norte y Rusia, impulsada por la guerra en Ucrania. Kim Jong Un se ha convertido en uno de los aliados más firmes de Vladimir Putin, proporcionando municiones, misiles y soldados norcoreanos para reforzar el frente ruso. A cambio, Rusia ha brindado apoyo político y energético, además de firmar acuerdos de defensa mutua con el régimen norcoreano. Esto ha provocado inquietud tanto en Occidente como en China, que tradicionalmente ha sido el principal respaldo de Pyongyang, pero que ahora ve cómo su influencia sobre el país se reduce en favor de Moscú.

La militarización norcoreana sigue avanzando, con un notable incremento en pruebas de misiles balísticos y el fortalecimiento de su programa nuclear. Mientras Seúl aún mantiene la política de reunificación, la postura cada vez más beligerante del norte hace que este escenario sea improbable. La estrategia de Kim Jong Un parece orientada a consolidar su papel en el tablero internacional, utilizando su arsenal nuclear y su cooperación con Rusia como herramientas para salir del aislamiento. En este contexto, la principal preocupación de la comunidad internacional es evitar una escalada que desemboque en un conflicto abierto en la península coreana.