"Exagerando un poco las cosas, podría decirse que Alberto Garzón se ha convertido en el Ayuso de Pedro Sánchez. Y no porque obviamente sean comparables en términos absolutos los casos de la presidenta madrileña y del ministro de Consumo, pero sí porque el presidente del Gobierno, igual que sucede con Pablo Casado en Génova, ha organizado una especie de crisis desproporcionada en propia meta que expone la irritabilidad de la coalición en el poder y que además beneficia los intereses políticos y electorales del rival, del Partido Popular.

Razones y sinrazones enfatizan el acoso del PSOE al ministro comunista. Y argumentos a favor y en contra exageran desde luego en la estrategia agresiva de Garzón, pero la virulencia de la batalla perjudica sobre todo la estabilidad del Gobierno de la izquierda. Y convierte en estéril el 'bullying' contra Garzón que parecen haber coreografiado tanto los barones como los ministros socialistas más leales al jefe".