"¿Cuál es el precio de un muerto? O preguntado de otra manera: ¿qué tipo de muerto puede permitirse ahora la opinión pública? No tendrían sentido estos debates necrófilos si no fuera porque nuestras sociedades han decidido que el muerto por coronavirus se ha devaluado. Era el líder absoluto de la clasificación. Y razones existían para concederle esa hegemonía, pero la variante ómicron ha sobrentendido una nueva percepción, al menos psicológica. Mueren 60 personas al día a cuenta de la cepa ‘omicroniana’. La diferencia es que ahora convivimos mucho mejor con la estadística".