La imagen de esta semana no está clara. ¿Me van a dar una casa o me la van a quitar? El Gobierno ha provocado desconcierto por la normativa inmobiliaria que acaba de aprobar. Tanto se celebran desde la izquierda las facilidades para encontrar una vivienda digna, tanto la derecha denuncia el fantasma de la expropiación.

La confusa ley de la vivienda ha muerto antes de nacer. Y es mucho menos ambiciosa de lo que parece. El hecho de que no vaya a afectar a los propietarios convencionales desdibuja por completo el problema, toda vez que representan el 96% del mercado.

El PP no aplicará la normativa en sus comunidades y los ayuntamientos harán o no lo mismo en función de la lealtad o deslealtad al Gobierno, de tal forma que el gran ruido político servirá para volver a tirar la casa por la ventana.