Después de que la Junta Electoral Central advirtiera durante días a la Generalitat sobre la necesidad de retirar los lazos amarillos de los edificios públicos en Cataluña, el movimiento de Quim Torra ha sido colocar otro lazo —este de color blanco con una franja roja— para hacer ver que cumple con el mandato. 

"Mientras el teatro político sigue, funcionarios de la Generalitat insisten en que el verdadero problema no está en la fachada de los edificios, sino en el interior", explica la periodista de El Confidencial Paloma Esteban. Lazos amarillos, pancartas contrarias a la aplicación del 155, carteles con el eslogan 'libertad para los presos políticos' y fotografías de los exdirigentes  soberanistas encarcelados son algunos de los elementos que encuentran por los pasillos, despachos y zonas comunes los empleados públicos.