La tasa de natalidad de España está por debajo del nivel de reposición. Las mujeres apenas tienen 1,34 hijos cada una y se necesitaría que llegaran a tener 2,1 para equilibrar la balanza. En el primer semestre de 2017, se registraron más defunciones que nacimientos, con un saldo negativo mayor a 32.000 personas menos. Según las proyecciones, España pasará de tener 46 millones de habitantes a 41 millones hasta 2065.

Un escenario que, como plantea Salvador Perelló, profesor de Sociología de la Universidad Rey Juan Carlos, en su estudio sobre la Evolución de la Estructura Demográfica en España, "ni siquiera es el más preocupante. Por que no importa tanto que haya más o menos personas jóvenes, sino que esos jóvenes carezcan de acceso a un trabajo estable, de calidad y con el que puedan aportar fiscalmente al sostenimiento del sistema".

Para Perelló, no hay soluciones mágicas al problema demográfico de España y "habrá que asumir que vamos a vivir una transición demográfica muy dura y que necesitará de sacrificios si queremos mantener los niveles del Estado de bienestar con el que nos hemos dotado".