Alemania está seca. Ya en agosto la Cancilleria levantó la señal de alarma, declarando catástrofe natural la sequía que azotaba el país. Según los datos del DWD, alrededor de un 70 % del territorio alemán está situación extrema, tras un verano más prolongado de lo habitual, con temperaturas asimismo insólitamente altas y práctica ausencia de precipitaciones destacables desde hace meses. De seguir así la situación, aseguran las autoridades locales, se podría finalizar el año con la peor sequía desde que existen registros.
Este verano se registraron temperaturas máximas de 38,9 grados centígrados, mientras que en algunas zonas no ha llovido prácticamente desde el pasado marzo.
En septiembre se alivió un poco la situación en parte del país y se registraron copiosas lluvias en el sur y oeste alemán, aunque las temperaturas hasta el presente octubre han sido inusualmente altas. Los niveles de los principales ríos están bajo mínimos y, al menos para los próximos días, no se esperan precipitaciones importantes.
El problema no se queda ahí. El Rin, uno de los mayores rios del país, ha visto mermado mucho su caudal. Hasta el punto de que está afectando al suministro de gasolina de regiones del país teutón y otros de sus vecinos. El problema es que muchos de los barcos que escogen este rio para llevar el combustible a su destino se encuentran con un cuello de botella, especialmente en la ciudad de Kaub.