Noruega es uno de los países de Europa donde más se está notando el cambio climático. Pese a todo, sus efectos no serán particularmente perniciosos para el país, al menos a corto plazo. Los modelos auguran días más calurosos y las lluvias se han incrementado, la primavera llega cada vez antes y el otoño es más cálido: los agricultores y ganaderos están encantados. Y no sólo ellos.
La paradoja noruega: en la gran fiesta del coche eléctrico, el petróleo pone la música
Según varias encuestas, más del 95% de noruegos reconocen que el cambio climático 1) es real y 2) está provocado por el hombre, pero menos de la mitad creen que sea realmente un problema o al menos, que requiera de una acción inmediata por su parte. Este porcentaje, además, va descendiendo año tras año. Es algo predecible. El Notre Dame Gain Adaptation Index, que analiza qué países sobrevivirían mejor y peor a un cataclismo climático, lo tiene claro.
De los 195 países que hay en el mundo, el menos vulnerable es Noruega.
Pese a todo, en apenas unos años, Oslo se ha convertido en la capital mundial del coche eléctrico. Este año, el 57% de los coches que se han vendido en la ciudad son eléctricos y ya suponen más de uno de cada diez. Por la calle, sin embargo, parecen muchos más porque otro de los planes del ayuntamiento es que los coches de gasolina, directamente, desaparezcan de la vista.