A bordo del pesquero noruego que limpia la basura que ahoga al Mediterráneo

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El Tofttevaag
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El Tofttevaag

Este pesquero de arenques noruego se ha convertido a sus más de 100 años en un símbolo de la conservación del Mediterráneo (Foto: Guillermo Cid)

Concienciación
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Concienciación

Con su estructura de madera, recorre las islas baleares enseñando a todo el mundo qué podemos hacer para mejorar la situación de nuestros mares. (Foto: Guillermo Cid)

Tripulantes y voluntarios
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Tripulantes y voluntarios

Durante todo el verano, su tripulación y los voluntarios que se enrolan en este proyecto hacen todo lo posible para conseguir que la situación del Mediterráneo mejore. (Foto: Guillermo Cid)

También en las playas
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También en las playas

Sobre todo se mueven en alta mar, pero también acuden a las playas para limpiar todo el plástico que llega a la costa. (Foto: Guillermo Cid)

 Limpieza continua
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Limpieza continua

Su trabajo es diario y en ningún momento para. Sorprende ver la cantidad de basura pueden llegar a encontrar. (Foto: Guillermo Cid)

Ayuda tecnológica
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Ayuda tecnológica

Todo lo que encuentran lo registran en una aplicación para intentar crear una base de datos a nivel nacional sobre la situación de nuestros mares. (Foto: Guillermo Cid)

 Los microplásticos
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Los microplásticos

Pero su trabajo no se queda solo en los grandes plásticos, sino que también se centran en lo que no se ve. Los peligrosos microplásticos. (Foto: Guillermo Cid)

La Manta Troll
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La Manta Troll

Para recogerlo usan un artilugio llamado Manta Troll que filtra lo que encuentra y se queda con los plásticos más pequeños (Foto: Guillermo Cid)

Estudio y análisis
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Estudio y análisis

Recogidos los plásticos los analizan y estudian buscando toda la información posible de los mismos. (Foto: Guillermo Cid)

Y vuelta al trabajo
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Y vuelta al trabajo

Durante cuatro meses el trabajo no para y mientras algunos acuden a estas islas a descansar y vivir sin preocupaciones, ellos lo hacen para intentar ayudar al Mediterráneo. (Foto: Guillermo Cid)

Son las 6 de la mañana del primer lunes de octubre, y en Mahón (Menorca) no se oye ni un ruido. La tranquilidad de esta pequeña ciudad balear se une a la paz que transmiten las aguas de su puerto. Los barcos, atracados, apenas mecen sus estructuras, y los grandes yates parecen gigantes dormidos. Pero uno de estos navíos destaca sobre el resto. Entre embarcaciones deportivas y lanchas, aparece un pesquero de dos mástiles que recuerda a tiempos pasados. Construido en madera y sin apenas rastro de modernidad parece un barco de exposición. Lo que uno no se imagina es que en su interior vive un grupo de marineros de lo más peculiar.

En los camarotes del Toftevaag (un nombre que da pistas de su origen) amanece a estas horas su tripulación. Un grupo de entusiastas y expertos medioambientales de toda Europa que bajo la bandera de la asociación Alnitak ha convertido esta embarcación clásica, construida en 1910, en todo un símbolo de la conservación marítima, el cuidado de los animales que viven en sus aguas y la lucha contra la basura en el mar.

El buque, comprado y remodelado por el líder de la asociación, Ricardo Sagarminaga, lleva desde 1989 surcando los mares y realizando todo tipo de labores educativas, científicas y de concienciación con instituciones de toda índole. La limpieza de basura es una de sus tareas, pero no es la única, ni mucho menos. También recogen datos de los animales que encuentran, limpian playas, hablan con los pesqueros de la zona y hasta acuden por los colegios de la zona enseñando todo su proyecto a los niños del lugar. "Hacemos un poco de todo. Son cuatro meses de campaña en los que no paramos", explica Carlota, que a sus 26 años y tras terminar biología marina, se enamoró de este proyecto. "Es duro, pero la verdad que engancha un montón. Tenemos gente de toda Europa que hasta paga por venir aquí durante una semana a ayudar".

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