Brasil es el mayor productor mundial de caña de azúcar desde hace décadas, pero en los últimos meses el país vive una nueva polémica relacionada con este producto: los transgénicos ha llegado a este sector. Desde que el pasado mes de julio el gobierno brasileño aprobara la plantación de una variedad de caña de azúcar modificada genéticamente por el Centro de Tecnología Canavieira (CTC) con genes de Bacillus thuringiensis, más de 400 hectáreas se han sembrado con ella.
El objetivo de esta variación es que la planta sea más resistente al "barrenador de la caña" que anualmente acaba con muchas de las siembras generando unas perdidas de unos 1.500 millones de euros. Por ahora, unos 100 "ingenios", así se conoce a las molturadoras de este producto en el país carioca, se han sumado a probar esa opción para tratar de buscar una solución que no sea el uso de herbicidas mucho más caros y agresivos para el cultivo.
El problema viene porque Brasil se ha convertido en el primer país en aprobar la plantación de azúcar transgénico, con todo el rechazo que genera a día de hoy este término, y más en un lugar con tanta tradición azucarera. De momento no está siendo demasiado fácil que la población acepte este hecho, pero la idea del CTC es que en tres años las hectáreas que cuenten con su 'invento' lleguen a las 1,5 millones.