El último milagro de la vida animal se ha producido en Praga. Allí, en la capital de la República Checa, muestran estos días al mundo dos cachorros de tigre malayo nacidos en cautividad. Un pequeño balón de oxígeno para esta especie amenazada, que durante unos días puede respirar aliviada.
Las dos criaturas llegaron al mundo hace seis semanas. Sin embargo, no se lanzaron campanas al vuelo. La hembra que había parido la tigresa 'Banya' era muy pequeña. Eso, unido al bajo peso de ambas crías, hizo saltar las alarmas. Si no cambiaba drásticamente la situación, relatan fuentes del zoológico, la vida de estos dos animales podía correr peligro.
Pasado mes y medio ya tienen buenas noticias. La tigresa ya pesa 3,700 kilogramos. El macho alcanza los 5,16 kilogramos. Aunque tiene que recuperar aún algo de peso, la pequeña marcha por buen camino. La siguiente meta volante son los seis meses de edad. Sin embargo, hasta el año y medio no serán 'destetados'.
A esto hay que sumar que la tigresa madre, 'Banya', tiene ya once años, lo que técnicamente, según sus cuidadores, supone que era su última oportunidad para dar a luz, ya que a partir de los quince años es imposible. "El tigre malayo es bastante raro en los zoológicos europeos, en la actualidad hay 17 animales adultos", dijo la instalación
Los números de tigres en todo el mundo han disminuido debido a la pérdida de hábitat natural y la caza furtiva. Son asesinados por sus pieles, con sus partes del cuerpo utilizadas en la medicina tradicional del sur de Asia. "A día de hoy, quedan unos 3.000 tigres en todo el mundo y solo hay varios cientos de tigres malayos adultos", dijo Brandl. La reproducción también es difícil debido a los hábitos de los tigres: las parejas solo permanecen juntas durante el período de celo ya que los tigres son animales solitarios.