Aunque en España lo de las bicicletas compartidas es aún un servicio recién nacido, en su país de origen, China, ya llevan bastante tiempo funcionando. Su crecimiento en el mercado interno del gigante asiático les ha llevado (solo a algunas) a poder dar el salto al Viejo Continente e incluso introducirse en Estados Unidos, pero ese éxito también tiene su parte negativa. Una mancha en el historial que hace que muchos se replanteen la utilidad de estos servicios.
Compañías como ofo o Mobike, ambas ya presentes en Madrid, tienen un problema en su país natal que pronto podría llegar a nuestras calles. Y es que año tras año sus muchas de sus bicicletas acaban destrozadas generando problemas para las propias urbes. En China ya son famosos estos cementerios de bicicletas compartidas que en una imagen tan extraña como reveladora llenan explanadas enteras.
En España de momento no se han tenido que crear espacios como estos, pero sí que se empiezan a notar los problemas del vandalismo sobre estos objetos y de la masificación de los servicios. En ciudades como Granada incluso han visto como algunas de estas bicis acababan colgadas de los árboles.