Con varios años de retraso y decenas de problemas, el vehículo de guerra más caro del mundo ya está a disposición de su ejército. El portaaviones estadounidense Gerald R. Ford ha llegado a su destino designado en la estación naval de Norfolk (Virginia, Estados Unidos) después de superar numerosos sobrecostes, retrasos y fallos de todo tipo. Pero el problema es que este barco que ha costado alrededor de 16.000 millones de dólares sigue sin estar preparado para entrar en combate.
El que debe ser el puntal de la armada más poderosa del mundo se empezó a construir en 2005. Tras más de diez años de desarrollo sus problemas aún son muchos y van desde errores en el sistema de catapultas a la falta de urinales y otros compartimentos básicos. Por ello se cree que, a pesar de que ya está asignado, el super portaaviones no podrá llevar a acabo ninguna misión hasta 2020.
Sin embargo, expertos de todo el mundo coinciden en que cuando este moderno buque esté en marcha marcará la pauta de los vehículos de guerra del futuro. Sus sistemas punteros y su capacidad para multiplicar las operaciones ahorrando costes tiene fascinada a la industria de defensa. De momento, su próximo objetivo está en 2018 cuando deberá demostrar en diversas pruebas que con su construcción no han tirado el dinero.