En su momento supusieron un hito técnico o de ingenieria o, simplemente, tuvieron la mala suerte de toparse con una crisis económica o una catástrofe nuclear. El único consuelo que nos queda de las grandes estructuras que pueblan esta lista es el regalo para la vista que pueden suponer algunas imágenes en las que el abandono contrasta con la naturaleza o con el entorno en el que se encuentran.
Es el caso del edificio Intempo, una discutible pieza de arquitectura que es uno de los mejores ejemplos de la burbuja inmobiliaria española y que reina siempre sobre el 'skyline' de Benidorm.
Otros, como el radar Duga-3, cumplieron una función en su momento (detectar misiles balísticos hasta a 2.400 kilómetros de distancia) y han quedado obsoletos ante el avance de la tecnología. Por lo menos, siempre nos quedarán las postales que nos regalan.