La vida sigue en Chernóbil para un jubilado de noventa años

  • Pantalla completa
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
1 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Ivan Shamyanok lo tiene claro: el secreto para vivir una vida longeva pasa por no abandonar las raíces. Aunque esas raíces se encuentren en uno de los lugares más inhóspitos del planeta.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
2 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Shamyanok es una de las cien mil personas que tuvo que abandonar su hogar cuando una nube radioactiva amenazó los alrededor de la central.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
3 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Esa zona de exclusión de 30 kilómetros alrededor de la central todavía se mantiene desierta hoy. Las prisas con las que los habitantes de la zona tuvieron que evacuar sus casas son patentes, como se puede apreciar en la imagen, tres décadas después del accidente.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
4 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Shamyanok, que en la imagen bebe una taza de té, renunció a ser reubicado y regresó a casa junto a su mujer. Así fue como se reinstaló en Tulgovich, un pueblo que se encuentra en la frontera de esa zona de exclusión y donde los signos del abandono son evidentes.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
5 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Muchas de las casas de Tulgovich muestran el paso del tiempo, como se puede apreciar en esta imagen. Esa zona de exclusión es similar a la que existe alrededor de la central de Fukushima, en Japón.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
6 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Shamyanok recibe una visita a la semana, de un comerciante que le suministra productos y que los transporta en una furgoneta. En la imagen, el superviviente de Chernóbil se afeita en casa.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
7 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

"Hasta ahora, estoy sano. Los doctores me acaban de visitar, me han hecho pruebas y me han dicho que todo está en orden", explica Shamyanok que, en la imagen, se lava la cara después de afeitarse.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
8 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Lo más cercano a la familia que Shamyanok tiene a su alrededor son estas fotos de los familiares que decoran su casa.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
9 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Shamyanok convive con algunos animales que tampoco han sufrido los problemas derivados de la radiación. En la imagen, el nonagenario barre una pocilga.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
10 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

"Mi hermana vivió aquí con su marido. Poco tiempo después de mudarse ya estaban muertos. Murieron de ansiedad. Yo no tengo ansiedad. Canto de vez en cuando, doy un paseo por el campo y vivo una vida tranquila. Así es como vivo", explica Shamyanok.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
11 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Bosy descansa en un camino frente a la casa de Shamyanok, en el pueblo de Tulgovich. Todavía hoy se debate sobre los efectos que la radiación ha tenido en las personas que vivían cerca de la central.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
12 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Las casas abandonadas son una constante alrededor del hogar de Shamyanok y suponen el testimonio silencioso del exilio de 100.000 personas que ni siquiera regresaron a casa a recoger sus pertenencias hace treinta años.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
13 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Según Shamyanok, él y su familia no han dejado de hacer vida normal durante todos estos años. Este superviviente asegura que se ha alimentado de verduras que ha cultivado en la zona así como de los cerdos, vacas y gallinas que le han hecho compañía.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
14 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Shamyanok recoge agua en un pozo cerca de su casa. En la actualidad, sólo él y su sobrino viven en Tulgovich después de que la mujer de este hombre muriera y sus hijos se trasladaran a otra zona.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
15 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Poco a poco, los familiares de Shamyanok han muerto o han abandonado el lugar. En la imagen, el protagonista de esta historia visita la tumba de su hermano.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
16 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Shamyanok, de 90 años, en la puerta de su hogar. Este anciano ha vivido durante 30 años en la zona de exclusión a pesar de que las autoridades locales le ofrecieron una alternativa alejada de los riesgos que entrañan los alrededores de Chernóbil.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
17 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Shamyanok vive una vida alejada de las prisas de la gran ciudad. Cada día se levanta a las seis de la mañana, cuando le despierta el himno nacional que suena, puntual, en la radio.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
18 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

Una vez despierto, Shamyanok prepara un té y alimenta a su perro y a sus cerdos.
Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)
19 de 20
Comparte la fotografía

Ni un alma en treinta kilómetros a la redonda. (Reuters)

La nieta de Shamyanok le visita cada fin de semana y limpia su casa a la vez que le prepara comida para toda la semana. Shamyanok asegura que no tiene problemas de salud, aunque tiene que medicarse, y que todos los días bebe un poco de vodka antes de comer para "abrir el apetito".

El 26 de abril se cumplen 30 años del peor desastre nuclear de la historia de la Humanidad. Sucedió en 1986, en la central nuclear de Chernobil, cuando un incendio en un reactor provocó una reacción en cadena y una explosión en el reactor 4 de la central.

La cifra oficial de muertos se quedó en 31 víctimas aunque el desastre provocó más de 100.000 desplazados y obligó a evacuar una zona de 30 kilómetros en la frontera entre Ucrania y Bielorrusia donde algunos valientes, como Ivan Shamyanok, han decidido permanecer y vivir una vida normal, sin temer a los efectos de la radiación.

Tecnología