Una antigua cárcel de Phoenix, Arizona, se ha convertido en el nuevo de hogar de animales que han sido maltratados en su anterior vida.
Allí acuden grupos de presos que están cumpliendo condena para convivir con los perros que forman la Unidad MASH (MCSO Animal Safe Haven). Los mimos y las muestras de cariño son constantes.
El programa está diseñado para que los animales y los reclusos se ayuden mutuamente.