Mosul, un año después de la batalla

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Entre 5.000 y 7.000 personas han regresado ya a sus hogares en la ciudad vieja de Mosul, pese al riesgo de explosivos
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Entre 5.000 y 7.000 personas han regresado ya a sus hogares en la ciudad vieja de Mosul, pese al riesgo de explosivos

Zainab pisó un explosivo casero mientras huía de los combates entre el ISIS y las fuerzas iraquíes
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Zainab pisó un explosivo casero mientras huía de los combates entre el ISIS y las fuerzas iraquíes

Los retornados a Mosul viven en condiciones extremadamente difíciles, a menudo sin agua ni electricidad
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Los retornados a Mosul viven en condiciones extremadamente difíciles, a menudo sin agua ni electricidad

La casa de Anoud, de 18 años, fue alcanzada en 2017 por una bomba y la familia ha estado separada desde entonces por razones médicas
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La casa de Anoud, de 18 años, fue alcanzada en 2017 por una bomba y la familia ha estado separada desde entonces por razones médicas

Numerosos edificios están en ruinas o profundamente dañados
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Numerosos edificios están en ruinas o profundamente dañados

Nashwan, de 42 años, se prepara para recibir cuidados posoperatorios
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Nashwan, de 42 años, se prepara para recibir cuidados posoperatorios

Una instalación médica de MSF gestionada por un equipo de 30 profesionales internacionales e iraquíes
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Una instalación médica de MSF gestionada por un equipo de 30 profesionales internacionales e iraquíes

Escombros en la ciudad vieja de Mosul
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Escombros en la ciudad vieja de Mosul

Between 5,000 and 7,000 people have returned to their homes in Mosul’s old city, despite the danger of explosive remnants of war. They face extremely difficult conditions, often living without water and electricity and in partially damaged houses.

Agujeros de bala en el muro de un edificio
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Agujeros de bala en el muro de un edificio

Punto de control en la ciudad vieja de Mosul
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Punto de control en la ciudad vieja de Mosul

Varios médicos trabajan en el departamento pediátrico del centro de MSF en Mosul
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Varios médicos trabajan en el departamento pediátrico del centro de MSF en Mosul

Miembros de MSF distribuyen kits de higiene a las familias
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Miembros de MSF distribuyen kits de higiene a las familias

Doctores de pediatría reaniman a un bebé nacido mediante cesárea
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Doctores de pediatría reaniman a un bebé nacido mediante cesárea

El quirófano del centro de MSF
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El quirófano del centro de MSF

El doctor Mohammed Salih y otro médico trabajan con un menor en el centro sanitario
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El doctor Mohammed Salih y otro médico trabajan con un menor en el centro sanitario

Cuando se cumple un año del fin de los combates entre el Estado Islámico y las fuerzas iraquíes en Mosul, el sistema de salud -aunque trata de dar respuesta a las miles de personas desplazadas que continúan regresando a la ciudad- continúa en ruinas.

Durante la batalla de Mosul, nueve de los 13 hospitales públicos sufrieron daños, lo que redujo la capacidad de atención médica y el número de camas hospitalarias en un 70 %. La reconstrucción de las instalaciones sanitarias ha sido extremadamente lenta y todavía hay disponibles menos de 1.000 camas para una población de 1,8 millones de personas. Esta cifra supone la mitad de los estándares mínimos internacionales para la prestación de servicios de salud en un contexto humanitario.

"Acceder a los servicios de salud es un desafío diario para miles de niños y adultos en Mosul", revela Heman Nagarathnam, coordinador general de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Irak. "La población de la ciudad aumenta día a día. Solo en mayo, regresaron a Mosul casi 46.000 personas. Sin embargo, el sistema público de salud no se está recuperando y existe una enorme brecha entre los servicios disponibles y las necesidades de una población en crecimiento".

"Son necesarios con celeridad servicios de urgencia e instalaciones quirúrgicas, oncológicas y para tratamiento de quemados. También resultan esenciales equipos médicos y un suministro estable y asequible de medicamentos. Así mismo, también hay carencias en materia de salud mental para atender a personas que enfrentan el trauma de la violencia y la pérdida de seres queridos. Tampoco están cubiertas las necesidades de cirugías de revisión, tratamiento del dolor y fisioterapia de heridos de guerra que sufren, desde hace meses, la falta de los cuidados que requieren para recuperarse de sus lesiones”, añade Heman Nagarathnam.

Nashwan*, de 42 años, recibió un disparo en la pierna y en la espalda por un francotirador en Mosul en marzo de 2017 cuando compraba comida. Desde entonces, ha vivido un suplicio y no ha tenido acceso a una atención médica adecuada.

"Estando en casa el dolor en la pierna y en la cadera comenzó a subir de intensidad hasta que, finalmente, resultó insoportable", recuerda. "Así que en octubre fui al hospital general en el oeste de Mosul. Me hicieron radiografías y pruebas y dijeron que necesitaba una intervención quirúrgica compleja pero que no tenían la capacidad para llevarla a cabo".

"Desde los disparos, la vida ha sido realmente dura. La lesión ha tenido un impacto negativo en mi vida, en mi familia, en la forma en que interactúo con mis hijos. No puedo jugar con ellos, no puedo trabajar y carecemos de ingresos. He estado muy deprimido".

Secuelas más allá de lo físico

Las cicatrices en la cara de Anoud, de 18 años, son solo una muestra del dolor que ha soportado durante el año pasado. En 2017, la casa de su familia en Hawija, en el centro de Iraq, fue alcanzada por una bomba. “Era el quinto día de Ramadán cuando ocurrió el ataque. Llevábamos cinco días de ayuno”, dicen la joven Anoud de 18 años.

“Perdimos una hermana y un hermano en el ataque. Todos los demás resultamos heridos. Mi madre perdió la pierna. Tengo metralla en mi ojo izquierdo, en mi mano y en mi pierna. También me rompí la otra pierna. El ojo de mi hermana menor resultó gravemente herido y sus manos quedaron destrozadas”, relata.

La metralla golpeó contra la rodilla de otra de sus hermanas, Bushra, y la dañó gravemente. Perdió la rótula. También tiene metralla en la cabeza, además de en el pecho, la mano y el ojo. Los médicos no quieren moverla porque dicen que cualquier movimiento podría ser fatal.

“Nos llevaron al hospital Hawija, pero allí no pudieron tratarnos. Entonces nos llevaron a Shirqat. Mi madre y yo nos quedamos aquí, pero no pudieron tratar a Bushra ni a mi hermana pequeña. Las enviaron a Tikrit, pero allí tampoco pudieron recibirlas, así que las derivaron al hospital de Kirkuk, donde una ONG las ayudó”, continúa explicando la joven.

Muchos pacientes con heridas de guerra en Mosul, y en otras zonas postconflicto en Irak como Kirkuk, Anbar y Salaheddin, han soportado meses de agonía a la espera de seguimiento médico.

A menudo fueron sometidos a una cirugía apresurada en la línea del frente o detrás de ella para salvarles la vida, y ahora necesitan cirugía adicional, manejo del dolor y fisioterapia para recuperar el uso de las extremidades y de los músculos dañados y evitar perder más o toda la movilidad.

Muchas personas también necesitan atención médica mental urgente a medida que reviven el trauma violento del pasado y tratan de lidiar con la pérdida de sus seres queridos.

Minas y artefactos explosivos sin detonar

Las peligrosas condiciones de vida en Mosul a causa de la presencia de trampas explosivas y artefactos explosivos improvisados, de los edificios dañados y de una higiene deficiente por la falta de agua y electricidad representan un riesgo para la salud de las personas y aumentan la necesidad de centros médicos.

Zainab pisó un artefacto explosivo improvisado cuando corría tratando de huir de los combates. Horas después, se despertó en un hospital al sur de Mosul. Tenía una fractura grave en la pierna y había perdido mucha sangre.

“Cuando desperté en el hospital y me di cuenta de que estaba herida. Pensé en mi familia y me preocupaba qué les podría haber sucedido. Pero después, recibí la noticia de que mi familia estaba bien y me sentí aliviada de ser solo yo”, cuenta la joven.

“Cuando llegué a casa, no tenía medicamentos. Pero venía una enfermera que me limpiaba la herida y me cambiaba el vendaje. Esto fue así durante un tiempo y la herida mejoró.”, añade.

Durante el año pasado, Zinab sufrió enormemente intentando acceder a un centro médico en Mosul para que le terminasen de curar la herida y la fractura de su pierna. Pero en esta ciudad que aún se está recuperando del conflicto, los centros sanitarios para los heridos de guerra son escasos.

Zainab está recibiendo ahora tratamiento en la unidad quirúrgica y de atención postoperatoria que MSF tiene en Mosul oriental.

“Después de llegar aquí, me operaron. Dijeron que la infección venía de dentro, de la fijación interna. El hueso que insertaron en mi pierna se infectó. Me quitaron la fijación interna, limpiaron la herida y tomaron una muestra para analizarla. Cuando tuvieron los resultados, me prescribieron medicación”, explica.

Zainab lleva ya 15 operaciones quirúrgicas. “La lesión ha cambiado mi vida entera y me ha dejado exhausta y mi familia también. Cada vez que me operan espero que sea la última"

*En la actualidad, Nashwan recibe tratamiento en las instalaciones quirúrgicas y posoperatorias de MSF en el este de Mosul. Este reportaje es cortesía de Médicos Sin Fronteras España. La autoría de las fotografías es de Sacha Myers y Louise Annaud

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